Ganaderos mexicanos han lanzado una severa advertencia sobre el inminente riesgo que representa la falta de control sanitario en la frontera sur del país. La amenaza no es menor: el gusano barrenador del ganado (Cochliomyia hominivorax), una plaga erradicada hace más de dos décadas, ha reaparecido, poniendo en jaque la sanidad animal nacional y provocando la suspensión temporal de exportaciones de ganado a Estados Unidos.
Una frontera abierta al riesgo
De acuerdo con productores chiapanecos, como Julio César Herrera, cerca de 100 mil cabezas de ganado ingresan cada mes desde Centroamérica sin la inspección ni el control necesarios. “La frontera está abierta al desorden. Es un riesgo latente para todos los que vivimos del campo”, señala.
Lo más alarmante, según los ganaderos, es que algunos funcionarios locales estarían facilitando esta ilegalidad. Aseguran que el ganado extranjero puede ser “legalizado” mediante un pago de 800 pesos por arete de certificación, sin garantías sanitarias reales. Los recursos recaudados por esta práctica, denuncian, no se canalizan a medidas de vigilancia ni prevención.
Exigen puntos de control eficaces
Jorge Ortiz Arévalo, director del rastro municipal de Tapachula, considera que el país se enfrenta a un serio retroceso sanitario si no se refuerzan las defensas en la frontera. “Necesitamos puntos de control verdaderos, con baños larvicidas, equipos especializados y personal capacitado. No podemos permitir que una plaga destruya el esfuerzo de décadas”, advierte.
Consecuencias económicas y acciones gubernamentales
La presencia del gusano barrenador ya ha generado efectos económicos negativos: Estados Unidos pausó temporalmente la importación de ganado mexicano, afectando a miles de productores que dependen del comercio binacional.
Ante ello, la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) ha desplegado medidas de emergencia. Se han intensificado las inspecciones, se aplican tratamientos antiparasitarios y se han reactivado programas de baños larvicidas en puntos clave. Además, se ha reforzado la liberación de moscas estériles, una técnica biológica compartida con Estados Unidos que en el pasado ayudó a eliminar esta plaga.
Una lucha contra el tiempo y la corrupción
Pese a las acciones gubernamentales, los ganaderos del sur aseguran que las respuestas han sido lentas e insuficientes. Exigen una estrategia más firme y coordinada que incluya auditorías a funcionarios locales y una revisión urgente de los procesos de certificación de ganado en la zona fronteriza.
“La corrupción está dejando pasar un enemigo invisible, pero devastador”, lamenta Herrera. “Si no se actúa ahora, las consecuencias podrían ser irreversibles”.
La situación exige una política sanitaria más robusta y una actuación decidida de las autoridades de todos los niveles. En juego no solo está la salud animal, sino también la estabilidad de miles de familias que viven de la ganadería en México.