El brote de hepatitis aguda grave de etiología desconocida en niños de un mes a 16 años previamente sanos, surgido a principios de abril en Reino Unido, sigue aumentando: hasta mediados de la semana pasada se habían registrado 429 casos y seis decesos en 21 países, incluido México con 21 y una muerte confirmada.
Luego de que el 29 de abril se contabilizaron 169 casos en 12 países (Reino Unido, Bélgica, Francia, España, Irlanda, Noruega, Dinamarca, Italia, Países Bajos, Rumania, Israel y Estados Unidos), se buscaron otros posibles agentes etiológicos distintos de los virus A, B, C, D y E
Fue así como en 85 de esos 169 casos notificados hasta entonces se realizaron análisis de sangre para identificar adenovirus, de los cuales 74 resultaron positivos (en 18 se identificó el llamado adenovirus 41). Sin embargo, en el resto no se pudo establecer la causa de la infección.
“El agente etiológico más frecuente de la hepatitis es el virus A, que se transmite por la vía fecal-oral, aunque también los virus B, C, D y E causan esta enfermedad del hígado. El virus E también se transmite por la vía fecal-oral, pero no es tan frecuente en nuestro país. Ahora bien, el incremento tan importante en el número de casos de hepatitis aguda grave de etiología desconocida es lo que ha encendido los focos de alerta. Además, todos los niños con este tipo de hepatitis han debido ser hospitalizados”, afirma Rosa María Wong Chew, jefa de la Subdivisión de Investigación Clínica de la Facultad de Medicina de la UNAM.
Según la especialista, los adenovirus son virus que normalmente circulan entre los humanos y causan, durante todo el año, diversos padecimientos, como infecciones respiratorias, gastrointestinales, de la vejiga (cistitis) y de los ojos (conjuntivitis).
Los adenovirus que invaden las vías respiratorias se transmiten por medio de las gotículas que son expulsadas a la hora en que una persona infectada tose o estornuda; en cambio, los gastroenterales se transmiten por la vía fecal-oral, igual que las bacterias, los parásitos y otros virus que dan origen a múltiples infecciones gastrointestinales.
“Con todo, hay que dejar muy claro esto: en algunos casos de esta enfermedad sí se han identificado adenovirus, pero en otros no. Por eso la Organización Mundial de la Salud (OMS) la ha denominado hepatitis aguda grave de etiología desconocida. En cuanto a la forma en que se transmite, pudiera ser por contacto con secreciones de una persona infectada o por la vía fecal-oral”, añade Wong Chew.
Signos y síntomas
Hasta la fecha, el Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológica (INDRE) de la Secretaría de Salud no ha podido verificar que alguno de los casos registrados en México esté asociado a adenovirus o a otro agente etiológico específico.
“Por lo regular, la hepatitis A en niños es una infección aguda benigna y, muchas veces, asintomática. Los niños pueden presentar ictericia, o sea, una coloración amarilla en el cuerpo y los ojos, o no, y aunque experimentan malestar general y cansancio extremo, al cabo de unos días se sienten bien. Lo que estamos detectando ahora son niños con ictericia, dolor abdominal, diarrea, náusea y vómitos que van a dar al hospital”, indica la especialista.
Las vacunas contra la hepatitis A y la hepatitis B producen anticuerpos y una respuesta de memoria y protección en contra de los virus A y B, respectivamente, por lo que se ha visto que los niños vacunados con ellas no pueden combatir esta hepatitis aguda grave de etiología desconocida.
“Si un niño menor de 16 años se muestra cansado, apático, sin ganas de moverse, o tiene ictericia, dolor abdominal, diarrea, náusea y vómitos, debe ser llevado de inmediato al médico para que lo valore y le mande hacer una prueba de la función hepática”, apunta Wong Chew.
Medidas de prevención
Si bien aún no se sabe a ciencia cierta cuál es el agente patógeno que causa este tipo de hepatitis, es fundamental seguir algunas medidas de prevención básicas.
“La primera de ellas es lavarse las manos antes y después de preparar los alimentos y después de ir al baño o de cambiarle el pañal a un bebé. Otras son: cubrirse con un pañuelo desechable la nariz y la boca a la hora de toser o estornudar; no compartir alimentos, bebidas, cubiertos y platos porque la saliva pudiera contener el agente patógeno todavía no identificado; limpiar y desinfectar perfectamente los juguetes y los objetos que manipulan los niños en las guarderías; tomar agua filtrada, hervida o embotellada; desinfectar o lavar las frutas y verduras crudas con agua y jabón; comer alimentos cocidos; tener completo el esquema de vacunación contra la hepatitis A y la hepatitis B; y manejar adecuadamente las excretas, especialmente en aquellos lugares donde no hay baños ni drenaje, como las zonas rurales del país”, dice la especialista.
Trasplantes de hígado
Para que se hable de un posible caso de hepatitis aguda grave de etiología desconocida, la OMS, la Unión Europea y los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos han establecido que la persona debe ser menor de 16 años, tener niveles de las enzimas transaminasas mayores a 500 y mostrar signos y síntomas compatibles con hepatitis, pero sin la presencia en sangre de los virus de la hepatitis A y de la hepatitis B.
“Algunos pacientes tienen el antecedente de haber padecido Covid-19, pero otros no. En algunos se encontraron cuerpos de adenovirus, pero en otros no. Se ha manejado la hipótesis de que la causa de esta enfermedad pudiera ser la coexistencia de adenovirus con alguna variante del virus SARS-Cov-2, causante de la Covid-19, como la ómicron, o bien el virus de Epstein-Barr o el consumo de paracetamol en dosis altas… No olvidemos que durante la pandemia de Covid-19 se usó mucho el paracetamol, y se sigue usando por cualquier cosita… En dosis altas, el paracetamol puede ser tóxico y favorecer la aparición de una hepatitis que evolucione de leve a grave. De todos modos, aún no hay nada claro”, comenta Héctor González Cabello, académico de la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Medicina.
Según información de la OMS, 6% de los casos reportados han requerido un trasplante de hígado. Al respecto, el académico universitario señala: “Una hepatitis aguda no avisa en ningún momento que se volverá fulminante. Por eso, la cuestión de los trasplantes es lo que más asusta a la gente, ya que, a diferencia de los países europeos o de Estados Unidos, México no dispone de un buen programa de trasplantes de órganos.”
Así pues, lo más recomendable es tomar muy en cuenta la alerta epidemiológica emitida por la OMS y seguir al pie de la letra las medidas de prevención.
Rosa María Wong Chew
Jefa de la Subdivisión de Investigación Clínica de la Facultad de Medicina de la UNAM