Tras los recientes ataques de tiburón blanco, que provocaron la muerte de tres buzos pescadores en Peñasco, Yavaros y Paredón Colorado, en el estado de Sonora, los científicos mexicanos Mauricio Hoyos y Omar Santana, ofrecieron una plática virtual a quienes a diario se juegan la vida extrayendo callos y almejas del fondo marino, para llevar el sustento a su hogar, con el fin de que puedan entender el comportamiento de la especie, coexistir con ella y prevenir accidentes.
Los expertos de las organizaciones Pelagios Kakunjá y Ecología Cielo, Mar y Tierra, respectivamente, con 20 años de experiencia en el monitoreo y estudio del tiburón blanco (Carcharodon carcharias), consideraron que las interacciones de este animal con los seres humanos, que no forman parte de su dieta, se deben a que el depredador con 11 millones de años de presencia en el planeta, seguramente los confundió con un lobo marino, que es su alimento preferido, por la carga calórica que representa.
Destacaron que los meses de mayor presencia de tiburón blanco adulto en el Golfo de California o Mar de Cortés, son diciembre y enero, que es cuando las hembras preñadas entran en busca de áreas de crianza.
Explicaron que para que se registren interacciones, se deben conjugar varios factores que son propicios para que el animal piense que el buzo pescador es su presa, por lo que presentaron las siguientes recomendaciones:
- No alejarse demasiado de la costa: esto aísla a un individuo y, además, lo coloca muy lejos de la asistencia.
- Evitar estar en el agua durante la oscuridad o en las horas del crepúsculo cuando los tiburones son más activos y hay poca visibilidad en el agua.
- Tener especial cuidado cuando las aguas son turbias.
- Evitar las zonas donde existan colonias de pinnípedos (lobos marinos, leones marinos o focas), vertientes de aguas residuales o donde exista actividad de alimentación.
- No entrar al agua si se sabe que hay tiburones presentes.
- No entrar al agua si sangra por una herida abierta, y
- Evitar las salpicaduras excesivas cuando se tiran al mar.
Mauricio Hoyos sugirió a los buzos pescadores siempre estar atentos a su entorno, ya que el tiburón blanco no avienta la mordida inmediatamente cuando cree haber encontrado a su presa, porque es muy desconfiado, y por lo menos los estuvo rondando alrededor de 40 minutos.
Dijo que un error es despojarse rápido de los plomos y subir a la superficie, lo más seguro es acercarse a alguna estructura como arrecife o roca, para reducir los ángulos por los que el tiburón puede acercarse, y es sumamente importante el contacto visual, nunca hay que perderlo de vista, incluso, señaló que se puede utilizar un doble visor en la nuca, para que parezca que siempre lo están observando.
Comentó que hay que cargar una vara hawaiana, para que en caso de que un tiburón se acerque demasiado, lo traten de alejar, además de que reveló que según su experiencia, hay equipos que se colocan en el tobillo, que generan un campo electromagnético como el Shark Shield, que son efectivos para repeler a los tiburones.
A pregunta expresa, consideró que una opción puede ser también pintar los trajes negros de neopreno con franjas blancas, porque los animales los pueden confundir con una víbora de mar que es sumamente venenosa, y esto resultó muy efectivo en un experimento realizado con tiburones de arrecife.
En voz de Ernesto Gastélum, organizador del encuentro que tuvo una gran convocatoria, los buzos pescadores dieron a conocer que en dos de los tres ataques, sus compañeros, trabajaban en la extracción de almejas, en la modalidad de “jalón”, es decir, no de pie, sino acostados, flotando y jalados por la embarcación, moviendo el fondo marino, causando turbidez en el agua, lo que para Mauricio Hoyos, pudo ser un factor que influyera para ser confundidos con lobos marinos.
Por su parte, Omar Santana consideró que existen varias razones que provocan el incremento de las interacciones con el tiburón blanco en el Golfo de California, como es el aumento gradual de su población, debido a que es una especie protegida desde hace 30 años, además de que pueden influir modificaciones en las condiciones oceanográficas, ya que posiblemente hay movimientos atípicos de su comida que son los lobos marinos, que podrían estar acercándose más hacia la costa de Sonora.
También, advirtió que podrían estar ocurriendo cambios en los patrones de los pescadores, que posiblemente antes realizaban su actividad en aguas más someras y ahora se aventuran hacia aguas más profundas, en áreas de alimentación de los tiburones.