La secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Alicia Bárcena, se deslindó nuevamente del escándalo generado por su excolaborador Martín Borrego Llorente, quien utilizó el Museo Nacional de Arte (Munal) para celebrar su boda bajo el pretexto de un evento diplomático. Bárcena afirmó que, aunque asistió al evento el pasado 4 de octubre, desconocía que Borrego hubiera empleado su cargo para obtener un beneficio personal.
En un mensaje a medios ofrecido este viernes, Bárcena reiteró que había pedido la renuncia inmediata de Borrego, quien fungía como su jefe de Oficina, por considerar su acción “un grave error” contrario a los principios de austeridad y ética de la administración pública. La funcionaria destacó que su presencia en la recepción no implica haber avalado la utilización indebida de espacios públicos.
El caso del Munal y el abuso de autoridad
El escándalo comenzó a circular el 8 de diciembre, cuando el periodista Claudio Ochoa reveló que Borrego utilizó su cargo para solicitar el uso del Munal bajo el argumento de conmemorar los 89 años de relaciones diplomáticas entre México y Rumanía. Sin embargo, el evento, al que asistieron alrededor de 70 personas, resultó ser la celebración de su enlace matrimonial con un diplomático rumano.
Bárcena reconoció que, tras la publicación de la columna, tuvo conocimiento de una carta enviada por Borrego en septiembre, con membrete oficial y sin su consentimiento, dirigida al director del Munal para gestionar el uso del recinto. En el documento, Borrego presentó el evento como un coctel diplomático, disfrazando lo que en realidad era su boda.
“Este es el hecho que considero grave y que quebrantó mi confianza. Por eso decidí solicitar su renuncia inmediata por abuso de autoridad”, expresó Bárcena.
La investigación en curso
El caso derivó en una investigación por parte del Órgano Interno de Control (OIC) de la Cancillería, ahora encabezada por Juan Ramón de la Fuente. Sin mencionar directamente a Bárcena o al evento, De la Fuente subrayó en un acto público la importancia de la ética en la diplomacia, calificándola como un “imperativo” para garantizar la conducta profesional en el servicio exterior mexicano.
“Es indispensable que la ética sea el marco de nuestra conducta, tanto individual como colectiva, para evitar el elogio inmerecido y la frivolidad en el ejercicio público”, enfatizó De la Fuente durante la conmemoración de los 50 años del Instituto Matías Romero.
La postura de Bárcena
Alicia Bárcena insistió en que nunca negó haber asistido al evento, pero rechazó cualquier responsabilidad en las acciones de su excolaborador. “Asistí como invitada, al igual que otros funcionarios y diplomáticos, pero niego rotundamente que se me atribuya responsabilidad por haber solapado un evento inapropiado”, concluyó.
Este caso pone nuevamente en el centro del debate la ética y la austeridad como principios fundamentales en la Cuarta Transformación, así como los límites del uso de espacios públicos para fines personales.