El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se despidió con un beso de la primera dama, Jill Biden, antes de abordar el Marine One en la Casa Blanca para visitar a soldados heridos en Maryland.
En el jardín sur de la Casa Blanca, Biden habló un momento con Jill y después se bajó el cubrebocas para despedirse previo a partir al Centro Médico Militar Nacional Walter Reed en Bethesda, el cual fue su primer viaje desde que asumió el cargo.
En 1988, cuando era senador de Delaware, Biden fue operado en ese hospital de un aneurisma cerebral, lo que lo mantuvo por varios meses internado. Foto: AFP Además, cuando fue vicepresidente en la administración de Barack Obama, él y Jill Biden visitaban frecuentemente el hospital en Navidad para ver a los soldados heridos.
En el Centro Médico Militar Nacional Walter Reed, Biden recorrió un sitio de vacunación contra el coronavirus y agradeció a los funcionarios del hospital por la atención que brindaron a su hijo Beau durante los últimos días de su batalla contra el cáncer cerebral en 2015.
La primera dama de Estados Unidos participará en los esfuerzos del gobierno de su esposo para reunir a las familias de migrantes separadas por la administración de Donald Trump, anunció la Casa Blanca.
De acuerdo a una de sus promesas de campaña, el presidente demócrata, Joe Biden, planea anunciar el martes “el lanzamiento de un grupo de trabajo para reunificar familias y niños” migrantes, anunció la vocera de la Casa Blanca, Jen Psaki, durante una conferencia de prensa.
“Su esposa, la doctora Biden, estará personalmente comprometida y dedicada” en este equipo reunido bajo el liderazgo de Alejandro Mayorkas, quien debe ser confirmado como secretario de Seguridad Interior el lunes por el Senado, añadió. Jill Biden, de 69 años, posee un doctorado en Ciencias de la Educación y tiene previsto continuar dando clases en una universidad cerca de Washington, a pesar de la llegada de su marido a la Casa Blanca.
En diciembre, la futura primera dama visitó un campo de migrantes en México, cerca de la frontera con Texas. “Somos una nación acogedora, pero ese no es el mensaje que enviamos”, lamentó entonces. Su tono contrasta con el de Melania Trump, esposa del ex presidente Trump, quien visitó a los niños migrantes en 2018 con una chaqueta adornada con un estampado en el que podía leerse: “I really don’t care, do u?” (Realmente no me importa, ¿y a ti?).
Aquel año, el gobierno de Trump decretó una política de “tolerancia cero” en la frontera con México, que implicó la separación de cientos de familias. Los dramas vividos por los niños levantaron un clamor hasta en las filas republicanas y el magnate ordenó ponerle fin en junio, al tiempo que un juez ordenaba la reunificación de las familias divididas.