La senadora Andrea Chávez, conocida por su audacia política y ambiciones dentro de Morena, enfrenta una crisis que podría poner fin a su ascendente trayectoria. En su intento por proyectarse como futura candidata a la gubernatura de Chihuahua en 2027, ha quedado en el centro de la polémica tras admitir en una entrevista radial que utilizó unidades médicas móviles financiadas por un contratista vinculado a Morena, lo que ha generado acusaciones de ilegalidad.
El escándalo tomó fuerza cuando el portal Latinus reveló que las unidades médicas utilizadas en sus recorridos eran financiadas por el empresario Fernando Padilla Farfán, un hecho que Chávez defendió como “donativos”. Sin embargo, la Ley General de Responsabilidades Administrativas prohíbe a los servidores públicos recibir este tipo de aportaciones privadas, lo que podría configurar el delito de cohecho.
El impacto político no se hizo esperar. La presidenta Claudia Sheinbaum fue tomada por sorpresa con la revelación, y dentro del propio Morena ha surgido molestia, pues la controversia ha salpicado al senador Adán Augusto López, quien ha sido clave en el ascenso de Chávez.
El Partido Acción Nacional (PAN) ha denunciado a la senadora ante la Fiscalía General de la República por 15 presuntos delitos, entre ellos posibles faltas electorales y desvío de recursos. Daniela Álvarez, dirigente panista en Chihuahua, y la diputada Kenia López Rabadán han señalado que la propia Chávez confesó públicamente su implicación en actos ilegales al aceptar “donativos” para su promoción política.
En su intento de defensa, Chávez ofreció diferentes versiones. Primero afirmó que no se usaron recursos públicos, pero luego aseguró que las unidades eran parte de “convenios de colaboración con el sector privado”, lo que también podría constituir una falta, ya que los servidores públicos no pueden firmar convenios de manera personal sin el respaldo de una institución oficial.
El escándalo ha generado incertidumbre sobre el futuro político de la senadora, quien hasta hace poco era vista como una de las figuras jóvenes más prometedoras de Morena. Su relación cercana con Adán Augusto López le ha dado influencia en el Senado, donde incluso se le ha llegado a llamar “la jefa”, pero esta crisis podría poner en riesgo su carrera y sus aspiraciones para el 2027.