En un acto de violencia que ha conmocionado a la capital guerrerense, el alcalde de Chilpancingo, Alejandro Arcos Catalán, fue brutalmente asesinado y decapitado. Los restos del presidente municipal fueron encontrados la tarde de ayer en la colonia Villas del Roble, apenas cinco días después de que asumiera el cargo tras tomar protesta el 30 de septiembre. La cabeza del alcalde fue localizada sobre el toldo de una camioneta Volkswagen Robust, estacionada en la esquina de la calle Moctezuma.
Este crimen se suma a la creciente ola de violencia en la región, la cual ya había cobrado la vida del secretario general del mismo ayuntamiento, Francisco Tapia, asesinado días antes. La rápida escalada de homicidios de funcionarios locales ha generado un ambiente de tensión e incertidumbre en la entidad.
El líder nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Alejandro Moreno, confirmó el asesinato de Arcos Catalán y expresó su pesar en redes sociales, además de exigir que la Fiscalía General de la República (FGR) atraiga las investigaciones. “Dada la situación de ingobernabilidad en Guerrero, estaremos pidiendo a la FGR que investigue ambos asesinatos”, señaló Moreno.
La gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado Pineda, también condenó el asesinato del alcalde y afirmó que su pérdida “enluta a toda la sociedad guerrerense y nos llena de indignación”. La mandataria ordenó al secretario de Seguridad Pública estatal intensificar los operativos de seguridad en la capital, en un intento por frenar la violencia que azota la región.
Por su parte, la Fiscalía General del Estado de Guerrero ya ha abierto una carpeta de investigación por el delito de homicidio calificado y ha comenzado las pesquisas para esclarecer los hechos. Agentes ministeriales y peritos acudieron al lugar del hallazgo de los restos para recabar pruebas y dar con los responsables de este atroz crimen.
El asesinato de Alejandro Arcos Catalán se suma a una larga lista de agresiones contra autoridades locales en Guerrero, un estado que desde hace años sufre altos niveles de violencia ligada a grupos del crimen organizado. La decapitación del alcalde, un acto de extrema crueldad, pone en evidencia la crisis de seguridad y gobernabilidad que enfrenta la región, y ha generado llamados urgentes de atención por parte de la sociedad y los actores políticos a nivel nacional.
El ambiente político en Chilpancingo y en todo el estado de Guerrero ha quedado marcado por la inseguridad, mientras crecen las demandas de justicia por la pérdida de sus líderes.