Ciudad de México. – Decenas de migrantes venezolanos, así como algunos nicaragüenses, hondureños, guatemaltecos y haitianos, han establecido un campamento en un estrecho camellón de tierra junto a un puesto de tortas y tacos para llevar en las inmediaciones de la Central del Norte de la Ciudad de México.
De acuerdo con información publicada por Animal Político, este sitio les ofrece algo de protección contra las inclemencias del tiempo y el sol abrasador. En medio del bullicio de vendedores ambulantes, música a todo volumen y un tráfico intenso, los migrantes conversan bajo la escasa sombra que brindan unos árboles. Algunos intentan limpiar las hojas caídas por el viento y la lluvia, que le dan al campamento un aspecto desolado.
La historia de Édgar, un venezolano de 27 años que busca una segunda oportunidad para cruzar la frontera de Estados Unidos, destaca en el campamento. Tras renunciar a su trabajo como mozo en un almacén, donde trabajaba sin papeles y ganaba solo 270 pesos al día, está tratando de reunir dinero para comprar un boleto de autobús. Su situación económica es precaria y apenas le alcanza para la comida diaria.
Las condiciones en los albergues de la ciudad están saturadas y muchos migrantes como Édgar se ven obligados a vivir en la calle para subsistir. Además, subir al tren conocido como ‘La Bestia’ se ha vuelto más difícil debido a las restricciones impuestas por las autoridades migratorias. Esto ha llevado a que más migrantes opten por la Central del Norte como un punto de partida para su viaje hacia Estados Unidos.
Sin embargo, subir a un autobús no es tarea sencilla, ya que se requiere demostrar que están registrados en la app CBP One, una aplicación del gobierno de Estados Unidos para solicitar asilo. Los boletos son limitados y no todos cumplen con los requisitos, lo que genera incertidumbre entre los migrantes.
El costo de un boleto de autobús hacia Monterrey es alto, alrededor de 1,500 pesos por persona. Dado que la mayoría de los migrantes llegan con varios niños, el gasto se vuelve significativo para las familias. Algunos migrantes han escuchado sobre autobuses fuera de la terminal que ofrecen tarifas más bajas, pero la falta de confiabilidad de estas compañías genera preocupación.
La historia de Juana, una madre hondureña que lucha por alimentar a sus hijos mientras busca refugio en México, ilustra las dificultades que enfrentan los migrantes en su camino hacia Estados Unidos. La falta de documentos y registros en la aplicación estadounidense hace que su situación sea aún más complicada. A pesar de las adversidades, Juana y sus hijos pasan la noche en el campamento junto a otros migrantes en busca de un poco de seguridad.
En otra parte de la central, una pareja venezolana, Pedro y Lucía, con tres hijos pequeños, comparte sus experiencias en su travesía por México. A pesar de los obstáculos y la extorsión de la policía, están determinados a reunir el dinero necesario para comprar boletos de autobús hacia Monterrey, evitando el peligro del tren conocido como ‘La Bestia’. Aunque enfrentan desafíos, estos migrantes mantienen la esperanza de alcanzar Estados Unidos en busca de un futuro mejor.
Con información de Animal Político