El informe anual de la agencia antidrogas insiste en culpar a grupos del narcotráfico mexicanos por la crisis de sobredosis, pero omite la responsabilidad de redes criminales internas estadounidenses
Washington, D.C. – La Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés) volvió a centrar sus acusaciones en los cárteles mexicanos del narcotráfico, a quienes responsabiliza del “inmenso daño” que sufren los estadounidenses debido a la adicción, violencia y miles de muertes por sobredosis en el país. La declaración forma parte de la Evaluación Nacional sobre la Amenaza de las Drogas 2025 (NDTA), publicada este jueves.
En palabras de Robert Murphy, administrador interino de la DEA, el informe expone cómo los cárteles —especialmente el Cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG)— han alterado de manera profunda el panorama criminal y de drogas en Norteamérica mediante la producción y distribución de drogas sintéticas como el fentanilo.
“La DEA está publicando la NDTA para resaltar el inmenso daño que está siendo perpetrado contra nuestro país por parte de los cárteles de México y sus redes”, señaló Murphy, quien dedicó el informe a la memoria del agente Enrique “Kiki” Camarena.
El reporte de 80 páginas también señala a China como proveedor clave de los precursores químicos que utilizan los cárteles mexicanos para la fabricación de drogas altamente adictivas. No obstante, omite analizar o responsabilizar a las organizaciones criminales estadounidenses que, según el propio Departamento de Justicia, también están involucradas en el trasiego, distribución y venta de estupefacientes dentro del país.
Pese a reconocer que los cárteles operan en alianza con bandas violentas locales en EE.UU., la DEA no los cataloga como “cárteles” ni como organizaciones independientes del crimen organizado, lo que ha sido criticado por analistas por limitar la narrativa a factores externos, principalmente México.
El informe también aborda el lavado de dinero, subrayando que los grupos mexicanos mueven miles de millones de dólares provenientes de sus operaciones en suelo estadounidense, al tiempo que se aprovechan de la corrupción en las estructuras gubernamentales y policiales de México para mantener su dominio.
A pesar de su tono severo contra los cárteles, el documento no menciona las negociaciones judiciales con narcos como Ovidio Guzmán López, donde el Departamento de Justicia ha recurrido a acuerdos de cooperación que reducen penas a cambio de información, práctica que ha generado cuestionamientos sobre la consistencia del enfoque punitivo de EE.UU.
Este informe, que se publica anualmente, reafirma la postura del gobierno estadounidense al culpar principalmente a factores externos —especialmente México y China— de su crisis interna de drogas, sin abordar la demanda doméstica o la debilidad de sus propios sistemas de control y salud pública.
La crisis por sobredosis, especialmente de fentanilo, ha dejado más de 100 mil muertes anuales en EE.UU., según cifras oficiales. La DEA insiste en que esta emergencia está siendo “alimentada” por el crimen organizado transnacional, con los cárteles mexicanos en el centro del señalamiento.