La Catedral Basílica Menor, en la ciudad de Durango, forma parte de la ruta comercial en la época colonial conocida como Camino Real Tierra Adentro. Esto tras la fundación de la Nueva Vizcaya, como parte del reino colonial, que se separa de Nueva Galicia.
Durante las expediciones españolas, se comenzó con la fundación de ciudades para establecer las sedes tanto políticas como religiosas. Durante 458 años, han sido tres las etapas de la construcción de la Catedral; incendios, filtraciones de agua y el colapso de la bóveda fueron de las adversidades que se registraron a lo largo de los siglos para contar con lo que hoy conocemos como la catedral.
Los cambios a la catedral se han dado hasta la actualidad, incluso durante este siglo. La Catedral Basílica Menor y sus encargados han hecho historia Alonso Martínez Vizcarra es historiador en la ciudad capital.
Ocasionalmente toma la guía para que se conozca la historia de la catedral.
Habla que en el proceso de expansión y conquista española, dentro del territorio americano, se fundaron ciudades por los expedicionarios. La Nueva Vizcaya sería a la postre una demarcación con una sede política, económica y religiosa.
“El inicio fue con la creación de un nuevo reino, que desde lo que es Durango alcanzó hasta lo que hoy es Nuevo México. Los reinos monárquicos son el nuevo reino de León, Extremadura, Santander, Nueva Galicia, y Nuevo México, todos estos nuevos espacios, forman parte de los territorios monárquicos y el último espacio de las llamadas tierras de frontera, donde se funda una ciudad y luego, esto llevado a cabo en 1563, surge la necesidad de tener una catedral al contar ya con una ciudad, es necesario una sede episcopal”.
El crecimiento de la ciudad misma y del clero, obligó a que se reconsiderara una catedral para una categoría eclesiástica mayor. No pasaron más de 57 años antes de que la ciudad y el territorio fueran considerados como un obispado.
“El 11 de octubre de 1620 se otorga la bula episcopal, que es el elevamiento del obispado de Durango, por parte del Papa Paulo V, y se otorga a un criollo de la Ciudad de México llamado Gonzalo de Hermosillo. Él viene a ser el primer obispo de la ciudad de Durango, y se tiene ahora la necesidad de una catedral digna”.
Martínez relata que desde la fundación hasta el cambio en el clero de la Nueva España, la catedral solamente era una iglesia de adobe y paja. Y fue el motivo para comenzar con una nueva etapa.
Ya este templo requiere de una construcción con mayor espacio.
Y por ende, con la construcción habrá diferentes fases artísticas. “Sabemos que en el concilio de Trento en 1563 se genera una nueva parcialidad estilística, que queda establecida, que es el arte barraco. Nos inunda, aquí en la Nueva España, pero adquiere un matiz propio.
Se llama arte Novohispano, arte colonial. La catedral se impregna de estos estilos, predominando en ella, el arte del barroco temprano, barroco pleno y tardío”. La pirotecnia dañó el techo del primer edificio, y para el año de 1623 se comenzó con la segunda catedral, en el mismo sitio que se conoce ahora, en la calle 20 de noviembre. Pero no habrían pasado ni siete décadas, cuando por la forma en la que fue edificada y por la colocación de esfera de bronce, durante una tormenta eléctrica, se viene abajo.
Los daños estructurales obligaron a que se tuviera que recomenzar con el obispo García de Legaspi. “Ya habiéndose consolidado en 1691 con un catedral realizada con su bóveda, por el arquitecto Pedro Gutiérrez Atarrén, en esta fecha, lo que sucede es que cae un rayo en tiempos de lluvia, ya le habían colocado dos bolas de bronce en la parte de linternilla, y propicia que le caiga un rayo, y parta la bóveda y dañe la estructura del cimborio, y con ello la catedral”.
Con el comienzo de la nueva catedral, en una tercera etapa, en los primeros años de mil 700, son Simón de los Santos y Mateo Núñez, los que inician la edificación de esta tercera catedral, que va a ser un edificio con muros más anchos.
Ya con una base arquitectónica con solidez, se comenzó con la etapa en la que se colocan los altares de diversos santos, algunos ya no se encuentran como tal.
Esta fue la etapa en la que se comenzó con los retablos en los diferentes espacios dentro de la iglesia, pero de la misma manera, con diversos artistas que se encargaron de la fachada con un estilo barroco, pero con inclinación romana.
“La planta original la realiza el obispo Alonso de Luna, e inicia una edificación sobre el mismo espacio, entra en un primero momento, para la decoración retablística, para la fachada, José de la Cruz, Francisco de la Cruz, quienes decoran esta portada con un estilo barroco romano”.
En la estructura de la catedral, por las laterales, ángeles se encuentran diseminados. Son obra de José de la Cruz. “Las bóvedas son de artistas, por parte José de la Cruz, con estos ángeles que se les llama lauretanos”. Para el siglo XVIII, se comenzó con el decorado interior de la catedral, un amplio espacio que se dividió con retablos, y conforme fueron pasando los años, en voz de Martínez, poco a poco el decorado fue tomando forma con las esculturas de cera de los santos a los que los duranguenses rindieron fe.
“Tenemos también ya al interior, hacia mediados del siglo XVIII, que se comienza a decorar con retablos donde participa Felipe de Ureña, en 1749 que realiza el pirámide de la catedral.
Como se le conocía a este altar mayor. Hacia la mitad del siglo XVIII ya tendríamos una catedral más arreglada con retablos de madera, repisas y esculturas de cera, reliquias y ornamento.
Se llevaba a cabo la veneración por ejemplo en el altar de Santa Bárbara, el altar de Nuestra señora de la fuente, del monumento a Nuestra Señora de los Dolores”.
Para la catedral de Durango, el siglo XVIII fue definitorio por par te de los obispos, que cambiaron de forma definitiva y como se conoce a la iglesia en la actualidad.
“El obispo Esteban Lorenzo de Tristán lleva a cabo la remodelación de la catedral, y cambia la sillería coral, que se encontraba en ábside central, para transportarla al ábside principal atrás del altar mayor. Remueve el altar de los reyes y la sillería. Entonces, es uno de los primeros reformadores de la estructura.
Para 1842 entra otro obispo, José Antonio Laureano de Zubiría y Escalante, quien rompe con el barroquismo de la catedral, para introducir un estilo neoclasista, al interior, contratando a los maestros canteros, Cristóbal Jara y Agapito Medina, y la catedral queda como la conocemos. Con altares neoclásicos al interior”.
Desde entonces a la fecha, el trabajo que se ha hecho a la catedral, fue el cambio del recubrimiento de calado que fue removido de las paredes exteriores y fue bajo la idea de un canónigo de principios del siglo XX, en 1960, Nicolás Hernández Izurieta, quien lleva la remodelación en la catedral, pero también en diferentes templos.
En el episcopado de Antonio López Aviña, se llevan a cabo las remociones en los templos y en décadas posteriores se recubrieron; para 2010 se cuenta con nuevo enjarre para evitar el daño al templo.
Para Martínez, el legado histórico es importante, porque se cuenta con obra de la época novohispana, con las pinturas de Miguel Cabrera, José Juárez, Nicolás Rodríguez, José de Ibarra, Francisco Martínez, entre otros. Pero además, conserva en las tres fachadas barroquismo. Al interior es neoclásico, y una galería episcopal que muestra todos estos tesoros, que parten desde la arquitectura, orfebrería, textiles.
Las esculturas y las advocaciones, es parte de un patrimonio histórico.
“El acervo contenido en la galería es obra muy importante, y el tenebrarios, las pinturas y la sillería, todo lo que es la parte de los textiles, relicarios, escultura, hay un importante repertorio de obra, que prácticamente, no es ya ni la mitad de los que tuvo alguna vez la catedral”. También se cuenta con dos órganos tubulares que se ubican a un costado del altar principal, uno a cada costado. Datan del siglo XVIII.
TOMADO DE MILENIO