La Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) ha identificado la presencia de hongos y bacterias en los cuatro hospitales privados de Durango en los que se originó el brote de meningitis que ya ha matado a 23 pacientes.
La dependencia asegura que ha encontrado más de 30 “irregularidades” en las clínicas —la del Parque, San Carlos, Dikcava y Santé—. Una de ellas, Dikcava ni siquiera tenía licencia de funcionamiento.
El anuncio no está exento de polémica, ya que los familiares de las víctimas han interpuesto dos denuncias ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos: una contra la propia Cofepris y la otra contra la Comisión para la Protección de Riesgos Sanitarios del Estado de Durango (Coprised), por no haber realizado los controles sanitarios necesarios para garantizar la seguridad de los centros de salud, presuntamente.
La fiscal general de Durango, Sonia Yadira de la Garza Fragoso, ha indicado que dos de los hospitales investigados no contaban con “farmacia establecida” y el almacenamiento de los fármacos no era correcto, según recoge el diario El Sol de Durango.
“Uno de los refrigeradores solo tenía algodones para taparlo, lo que puede provocar un tema de contaminación. Uno de los quirófanos no contaba con un flujo de aire adecuado que sacara el aire, solamente era circulante y eso también puede causar un tema grave de contaminación”, ha dicho. Los familiares de las víctimas ya han presentado más de 43 denuncias contra las clínicas en la Fiscalía.
Cofepris también volvió a asegurar que no hubo contaminación de origen en la bupivacaína, el anestésico local que se convirtió en el primer sospechoso de portar el hongo, de nombre científico Fusarium solani, que provocó el brote.
El subsecretario de salud, Hugo López-Gatell, ha reafirmado esta versión en la conferencia diaria de prensa del presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador: “El mayormente sospechoso es un procedimiento de anestesia que se usó en múltiples procedimientos en varias pacientes, la mayoría mujeres pero también hombres y algún menor de edad. Esto es sujeto de un proceso de investigación múltiple: epidemiológica, sanitaria y judicial. Se ha descartado también que los lotes de medicamento utilizados pudieran estar contaminados. La sospecha recae sobre los procedimientos de anestesia que se usaron en ese momento”.
En un primer momento todas las miradas se volvieron sobre Pisa, una farmacéutica con base en México y la productora de los lotes sospechosos de bupivacaína, un anestésico empleado en cesáreas y otras operaciones cortas. Sin embargo, la compañía distribuye nacional e internacionalmente, y solo en las cuatro clínicas privadas de Durango se produjeron contagios. Las hipótesis de los expertos sobre cómo llegó el hongo a la médula espinal de las afectadas van desde la reutilización de jeringuillas mal esterilizadas a un incorrecto manejo y conservación de los fármacos. Todavía no hay certezas, aunque las autoridades han señalado que la investigación continúa.
La Fiscalía emitió el 5 de diciembre siete órdenes de busca y captura contra los “administradores y dueños de los hospitales privados”. Pidió ayuda incluso a la Interpol, pero era demasiado tarde y los sospechosos huyeron. Continúan prófugos y en paradero desconocido.
“Los resultados de laboratorio determinaron que los procedimientos aplicados en los nosocomios [hospitales] fueron los causantes de la meningitis por hongo”, expresó entonces el organismo, la misma versión que después han mantenido Cofepris y el resto de autoridades.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) aseguraron el sábado que están siguiendo de cerca la evolución del brote. No es para menos: en dos meses se han confirmado 23 fallecimientos —22 mujeres y un hombre—, más de 70 contagios y más de 1.800 personas en riesgo por una posible exposición al hongo. La enfermedad no es contagiosa, solo los pacientes que se sometieron a cirugías en las cuatro clínicas implicadas entre mayo y octubre son susceptibles de estar infectados.
El brote de meningitis de Durango es un caso atípico y sin precedentes dentro de la literatura científica. La enfermedad, que inflama los tejidos que cubren el cerebro y la médula espinal, normalmente se presenta por contacto directo con otro infectado, y en su forma más común se transmite por un virus, en lugar del hongo que ha provocado este caso. Con Fusarium solani la mortalidad puede superar el 50% de pacientes.
Según un estudio, si los contagiados son atendidos antes de presentar síntomas, el riesgo de muerte podría descender hasta un 40%. El principal objetivo de las autoridades ahora es identificar y encontrar a todo aquel que pudo estar expuesto.