En un lamentable incidente, una estructura del Tren Maya ubicada en Bacalar, Quintana Roo, colapsó el pasado 8 de febrero, dejando a dos trabajadores heridos, según reportes de medios locales.
Uno de los hombres quedó atrapado bajo los escombros durante varios minutos antes de ser rescatado. Ambos fueron trasladados de inmediato a un hospital por elementos del Grupo de Respuesta a Emergencias Médicas de Bacalar, donde recibieron los primeros auxilios.
Este accidente ha vuelto a poner de manifiesto las preocupaciones expresadas por expertos ambientales sobre los posibles impactos negativos del proyecto del Tren Maya en la Península de Yucatán.
El proyecto ferroviario, que se extiende a lo largo de 1,554 kilómetros y conecta la ciudad turística de Cancún, ha generado inquietudes sobre posibles daños a los ecosistemas únicos de la región, incluyendo una red de cuevas subterráneas.
Los ambientalistas han expresado su preocupación por la construcción del tren, que atraviesa algunos de los ecosistemas más singulares del mundo, incluidas miles de cuevas subterráneas que han sido esculpidas por el agua durante millones de años en el suave lecho de piedra caliza de la región.
Guillermo D’Christy, experto en agua, advierte sobre el riesgo de daño a estos importantes patrimonios bioculturales, señalando que las vibraciones de las máquinas de construcción y los trenes podrían afectar los techos de las cuevas, aumentando el riesgo de colapsos.
A pesar de estas preocupaciones, el estudio de impacto ambiental del gobierno asegura que se han tenido en cuenta los riesgos de colapso en la ingeniería de las vías y que se implementará un programa de prevención para mitigar cualquier impacto negativo.
Este incidente subraya la importancia de abordar de manera cuidadosa y responsable los desafíos ambientales asociados con proyectos de infraestructura de gran envergadura como el Tren Maya, para garantizar la protección de los ecosistemas y el patrimonio cultural de la región.