Analizamos los factores que influyen para determinar el nivel de dificultad de un determinado idioma.
Se estima que en el mundo existen alrededor de 7.000 idiomas diferentes, incluyendo dialectos y variantes regionales. Entre los más hablados se encuentran el español, el chino mandarín, el inglés, el hindi o el árabe, entre otros. ¿Pero cuál es el idioma más difícil de aprender, según los expertos?
Diez lenguas más complejas del mundo.
Para esta entidad las dificultades específicas de cada idioma van desde la gramática y la pronunciación hasta la escritura y la sintaxis.
Así, subrayan que el francés, los idiomas germánicos, el finés, el japonés, el islandés, el árabe, el griego y el chino son particularmente complejos para los hablantes de idiomas occidentales. Por el contrario, sitúan al inglés como uno de los idiomas más simples de aprender con respecto a los demás.
Sin embargo, y aunque no hay consenso científico al respecto, algunas claves explican por qué determinados idiomas se consideran más complejos a la hora de aprenderse que otros. Desde la dificultad de la gramática hasta las diferencias en los sistemas de escritura y la fonética, son muchos los factores que influyen a la hora de dominar una lengua.
Entre ellos, la familiaridad que tenga la persona que lo aprende con el idioma extranjero, la inmersión que haya tenido en ese idioma o las diferencias culturales, así como la complejidad del mismo, en términos de gramática, sistemas de escritura y conceptos lingüísticos.
Por ejemplo, para los hablantes de inglés, según los expertos, los idiomas que utilizan el alfabeto latino, como el español o el francés, pueden ser más fáciles de aprender en comparación con los que utilizan sistemas de escritura completamente diferentes, como el árabe o el mandarín.
El árabe tiene una gramática compleja y un alfabeto diferente al alfabeto romano utilizado en inglés y muchos otros idiomas. Además, tiene varios dialectos que pueden variar de una región a otra, lo que dificulta que los aprendices entiendan a los hablantes de diferentes zonas.
Y pese a que no hay un idioma que sea considerado universalmente como el más difícil del mundo, algunas investigaciones sí han indagado sobre este asunto. Por ejemplo, un estudio realizado por el Instituto de Servicio Exterior y el Instituto de Lenguas de Defensa de Estados Unidos clasificó el nivel de dificultad según el número de horas que los estudiantes han necesitado, en promedio, para alcanzar la competencia en ellos.
En base a los resultados, se concluyó que los idiomas más fáciles requieren entre 575 y 600 horas de estudio (lo que equivale a 23-24 semanas en el aula) para que los estudiantes alcancen la suficiente competencia y ser destinados al extranjero.
Por su parte, los más difíciles requieren de al menos 2.200 horas de estudio (esto es, 88 semanas de dedicación a tiempo completo en el aula) para alcanzar el mismo nivel de competencia. En otras palabras, algunos idiomas pueden ser 3-4 veces más difíciles de dominar que otros.
No obstante, aunque el grado que alguien alcanza para dominar un idioma extranjero puede depender en gran medida de su motivación, casi todo lo demás se reduce a la familiaridad de su propio idioma nativo con aquel que están intentando aprender.