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    Cuando matan a una niña: 4 historias llenas de rabia

    En México de enero del 2022 a enero del 2023 se registró un incremento en la violencia feminicida hacia las niñas de 0 a 17 años, esto de acuerdo a la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM) ya que pasó de registrarse el asesinato de una niña cada cinco días a reportarse uno cada cuatro. Por eso, en el marco del 8M, presentamos 4 historias de niñas víctimas de feminicidio: Milagros de 2 años, Fátima de 7 años, Fátima 12 años y Renata de 13 años.

    Si bien en fuentes oficiales no hay datos homogenizados, porque en algunos casos pueden estar categorizados en distintos rubros como homicidio intencional y desaparición, es importante destacar que según el Instituto Belisario Domínguez del Senado de la República, basado en las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) entre 2015 y hasta 2022 en el país fueron asesinadas 27 mil 133 mujeres, de las cuales 2 mil 166 eran niñas y adolescentes.

    Además de esta falta de datos estadísticos, las madres y familiares de víctimas de feminicidio denuncian que han sido revictimizadas de diversas maneras. Han sido llamadas “malas madres”, además de haber sufrido de violencia institucional por parte de servidores públicos. “Yo no estoy aquí por gusto, yo no pedí esto. Ellos sí decidieron trabajar aquí. Yo realicé todos los protocolos que las autoridades me pidieron y aún así asesinaron a mi hija”, contó a EL UNIVERSAL Karen Martinelli, madre de Renata de 13 años, asesinada en Ixtapaluca, Estado de México.

    Para Maribel Borrego, psicóloga con especialidad en maltrato y abuso sexual infantil y perito en psicología forense, las niñas están en un alto grado de vulnerabilidad debido a su edad, tamaño, peso e inocencia, Además explicó a EL UNIVERSAL que los agresores suelen establecer un vinculo emocional y de confianza con las víctimas “los más comunes son familiares como: padre, padrastro, abuelo” y vecinos.

    En México 93% de los casos registrados de abuso sexual son a niñas y adolescentes porque además de ser víctimas de la violencia, también los son “de la cultura adultocentrista que las invsiibiliza y no las reconoce como sujetas de derecho”, afirmó a EL UNIVERSAL Tania Ramírez, Directora de REDIM.

    Para Maribel Borrego no se puede ver de la misma manera el feminicidio infantil que el de una adulta, sin desestimar el grado de violencia al que son sometidas las mujeres.

    “El feminicidio infantil es consecuencia de una serie de violencias a las cuales son sometidas las niñas. Inicia con el ‘grooming’, un acercamiento para verificar hasta dónde pueden llegar porque la mayoría de agresores están en el núcleo familiar ‘nunca es de un día para otro’”, asegura la experta.

    Algo que se repite en los casos es la saña con la que se cometieron los asesinatos, por lo que para la especialista suele haber un un vínculo emocional que hace que sea con esta agresión y este coraje y aunque no exista el vínculo “es más acerca más del poder al y dominio que se ejerce hacia el cuerpo de las mujeres. Hay un patrón en el que son hombres adultos los que cometen estas agresiones hacia las niñas”.

    Para Maribel Borrego esto tiene raíces ancestrales. El feminicidio se trata de una decisión: es “una cuestión de poder”.

    Caso Milagros de 2 años: “era mi milagro de vida”

    “Los doctores no me contaban a mi niña por eso le puse Milagros, porque era mi milagro de vida”, narró Carolina Ramírez a EL UNIVERSAL.

    El 6 de mayo de 2019, Carolina, madre de Milagros de 2 años salió a trabajar como todos los días, sin embargo ese día su madre no podría cuidar de sus hijos, por lo que decidió dejarlos a cargo de Eduardo “N”, quien era su pareja sentimental y habitaba en su domicilio ubicado en Matamoros, Tamaulipas.

    En el trabajo recibió una llamada para informarle que su hija había sido llevada al hospital porque se había caído de la cama. Así inició un proceso en el que ha sido revictimizada por haber ido a trabajar “si usted no la hubiera dejado con él, esto no hubiera pasado”, le dijo la jueza en medio de una audiencia.

    Milagros permaneció una semana en el hospital con hemorragia interna, traumatismo craneoencefálico y otras lesiones por abuso sexual.

    El feminicida recibió 23 años 8 meses, sin embargo, Carolina luchó para cambiar la sentencia, aunque se logró que subiera a 43 años y 10 meses, busca que ésta aumente porque “se trata de una niña de 2 años, las autoridades deben ver la diferencia de fuerza, además pido la destitución de esa servidora pública que me ha maltratado porque si a mí me trató así lo seguirá haciendo con otras víctimas”, explicó Carolina.

    Actualmente Carolina se convirtió en activista y está estudiando la carrera de Derecho para poder apoyar a otras víctimas.

    Caso Fátima Aldrighetti de 7 años: “ella se merece una memoria digna y no que la revictimicen”


    “No sé cómo se atrevieron a llamar a una niña de 7 años “noviecita” de un hombre y encima reproducirlo en los medios de comunicación, revictimizándola. Fátima merece verdad y justicia”, declaró Sonia López tía y activista de la pequeña a EL UNIVERSAL.

    “Con las niñas es peor porque estamos hablando de una posición jerárquica de mayor poder, de mayor fuerza física, intimidación, de hacer daño física y sexualmente, en el hecho de torturar es es pasar a una personita por todos los rubros más terribles que alguien en la vida pueda llegar a experimentar y que no deberían. Es tan terrible que ni siquiera lo puedo poner en palabras, es es indigno”, dijo López quien junto a otras madres ha luchado por crear la Ley Fátima para obligar a los servidores públicos a capacitarse en perspectiva de género.

    El 11 de febrero de 2020 a las 7:04 de la tarde recibió la llamada que tanto temía, Fátima había desaparecido. Las autoridades de la escuela a la que asistía la pequeña en Tulyehualco, Xochimilco, negaron saber algo, cuándo habían sido quienes permitieron la salida de la menor con una mujer que no era su madre o tutor.

    Fue el 16 de febrero cuando fue hallada en bolsas de plástico en la colonia Los Reyes, alcaldía Tláhuac. “No te imaginas el dolor que es ver a tu niña caminando de la mano de alguien de esta forma y luego saber que la dejaron en una bolsa al lado de un montón de basura. El riesgo de vulnerabilidad que tienen las infancias es tan alto que pueden ser víctimas de una manera muy simple”, explicó Sonia.

    “No puedo creer que alguien viera llorar a Fátima y se atreviera a hacerle algo. No cabe en mi mente ¿Cómo alguien le puede hacer algo a esa sonrisa, a ese tamañito, a ese cuerpecito? Estamos hablando de una niña que apenas me rodeaba con los brazos, que tenía unos zapatitos, que la mochila le quedaba enorme. Como alguien puede hacer algo así con una niña”, narró llorando Sonia.

    La activista Sonia López también denunció una red de pederastía, descubierta tras el feminicidio, en la que el padre biológico de Fátima José Luis “N” y Álvaro “E”, abusaban sexualmente del hermano de la menor. Por lo que recientemente lograron una condena de 88 años y 10 meses para Alvaro “E”.

    Caso Fátima Quintana de 12 años: “Era una niña y quería regresar a su casa a ver a su mamá”


    “La justicia es que te regresen a tus hijas. Las infancias están triplemente vulnerables ante estos cobardes que disponen de sus vidas de las peores maneras”, reclamó Lorena Gutiérrez, madre de Fátima Quintana a EL UNIVERSAL.

    El 5 de febrero del 2015, Fátima fue secuestrada, torturada, agredida sexualmente y finalmente asesinada por tres vecinos de La Lupita (Casas Viejas) en Lerma, Estado de México, a 100 metros de la puerta de su casa.

    Aquel día a los padres de “Tatys” como le decían de cariño, se les pasó el tiempo para bajar por ella cuando regresaba de la secundaria. Por lo que al no encontrarla en el camino iniciaron una búsqueda. Lorena percibió algo extraño en sus vecinos y cerca del domicilio encontró la chamarra del uniforme de su hija y un cuchillo con sangre.

    Esto desató una persecución contra los responsables Misael”N”, Luis Ángel “N” y José Juan “N” y una intensa búsqueda para dar con el paradero de Fátima hasta que cerca de la carretera Toluca-Naucalpan Lorena vislumbró a lo lejos el pie de su hija, de quién solo le bastó mirar el color de su calceta y su tenis para saber que era ella.

    Cerraron la carretera, se subió a pedir la compresión de los pasajeros y decirles que habían asesinado a su hija y luego las autoridades le pidieron que disuadiera a sus vecinos de no linchar a los feminicidas.

    Así lo hizo, sin saber que 8 años después esa decisión le pesaría pues ha sido desplazada, su identidad negada, su familia encerrada por seguridad, sin la libertad de hacer una vida normal.

    “Fátima era una niña vulnerable ante tres cobardes misóginos hijos del sistema patriarcal que les enseñó que podían disponer de la vida de mi hija porque no iba a pasar nada, nadie los iba a castigar por haber asesinado y dispuesto de la vida de una niña. Fátima no fue una guerrera, era una niña y quería regresar a su casa a ver a su mamá, a sus hermanos, a sus sobrinos, a jugar, a columpiarse”, narró Lorena Gutierrez a EL UNIVERSAL.

    Caso Renata Martinelli 13 años: “sin mi hija mi vida ya no tiene sentido”

    “No le pude llorar a mi hija, las autoridades no me dejaron tener ni siquiera un luto digno. Tuve que salir a marchar, a gritar su nombre, pegar su rostro en todos lados y estar insistiendo para que hubiera justicia”, explicó Karen Martinelli, madre de Renata a EL UNIVERSAL.

    Renata Martinelli de 13 años, se iba a bañar pero descubrió que había un teléfono celular grabando y era el de su padrastro, por lo que le escribió a su mamá, quien salió de su trabajo para ir por ella.

    Acudieron al MP de Ixtapaluca en el Estado de México para presentar la denuncia, les pidieron el video en un CD y les pidieron acudir al día siguiente para concluir el trámite. Karen Martinelli exigió medidas de protección para poder sacar las cosas de la casa del agresor, así fue que se mudaron y Karen creyó que la pesadilla había terminado.

    El 29 de noviembre del 2020, 5 meses después, Karen se despidió de su hija y salió a trabajar, sin embargo cuando regresó percibió que la puerta de su domicilio estaba abierta, cuando entró descubrió el cuerpo de su hija sobre su cama con signos de tortura y violencia sexual.

    Para Karen ver el video en el que Carlos Daniel intentó grabar a su hija fue muy fuerte, haber encontrado a su hija de esa manera fue traumático. “Pensé que había rescatado a mi hija, una parte de mí se sentía tranquila porque pensaba que habíamos actuado a tiempo. Yo fui a denunciar. Yo hice todo lo que los sus protocolos nos indican, pero ahorita mi hija está muerta y luego atravesar la incompetencia de las autoridades y las trabas que te comenzaron a poner”, denunció Karen, quien se acaba de recibir como abogada para poder entender el proceso de su hija.

    Karen también denunció la revictimización que sufrió de otras personas que no conocían los hechos y cómo fue juzgada, además de lo difícil que es enfrentarse al sistema penal. Hasta que por fin logró la detención del feminicida de su hija y tras la presentación de pruebas de ADN se confirmó que él había sido el agresor.

    “Tu cabeza no logra asimilar ver un acta de defunción con el nombre de tu hija, ella trató de defenderse, mi hija estaba en su casa, con su pijama, en su cama, pensé que al estar en casa ella iba a estar exenta de cualquier peligro”.

    Karen relató que hizo todo conforme a la ley y justo cuando iba por una sentencia vitalicia para dejar un precedente, el feminicida fue asesinado dentro del penal de Chalco, lo que le quitó a los familiares la sensación de justicia.

    Karen decidió convertirse en abogada para entender el sistema penal, sin embargo, recientemente fue diagnosticada con un cuadro de depresión. “Renata era mi todo, sin ella mi vida no tiene sentido”, explicó Karen.

    ¿Qué pasa después de un feminicidio?

    Especialistas afirman que un feminicidio es la revelación de una serie de violencias que se ejercen sobre el cuerpo de las mujeres como una demostración de poder a tal grado de intentar hacer indigno el cuerpo y quitarle su valor desechado como basura.

    Las madres y víctimas de feminicidio, han sufrido la pérdida de sus hijas, trauma de encontrar el cuerpo de sus víctimas, atravesado por un shock traumático, además de estrés postraumático, el cual aunque todas en su momento han sido atendidas con terapia no pueden evitar recordar el suceso como si hubiera sido ayer. Además han tenido que salir a las calles para gritar el nombre de sus hijas, ser sujetas de violencia institucional y ser revictimizadas lo que las ha hecho generar redes de apoyo.

    Juan Martín Pérez García, Coordinador de Tejiendo Redes Infancia en América Latina y el Caribe asegura que esta violencia es prevenible, es importante que los servidores públicos se capaciten y que la teoría se lleve a la práctica. “La lucha feminista ha aportado que se deje de normalizar la violencia machista, la violencia sexual hacia las niñas y mujeres”, explicó a EL UNIVERSAL.

    Mientras tanto, las mujeres invitan a salir este 8M para recordar a sus hijas, madres y familiares. “Me estoy encontrando como con todo el dolor y con todo el amor. Es una mezcla de emociones tan grande que no lo podría poner en palabras. Es sentir que el cuerpo se estremece, se aprieta y te duele todos los días, pero al mismo tiempo de sentir la fuerza de alguien que sabes que te ama profundamente. Ella era así, ella era tremenda, increíble y quiero creer que parte de quien soy yo y hoy es ella, Fátima vive a través de mí y vive cada vez que se revela la verdad”, narró Sonia.

    De acuerdo al SESNSP, entre 2015 y 2022 se registraron 27 mil 133 asesinatos de mujeres y niñas, tipificados como feminicidios y homicidios intencionales. De cada 100 mujeres asesinadas, 8 son niñas.

    Los años más violentos para las niñas y adolescentes en este corte fueron 2020 y 2021, en plena pandemia de COVID 19, en la que por lo menos 115 y 111 fueron asesinadas. Mientras que para REDIM, el Estado de México concentró el mayor número de feminicidios infantiles.

    “Eres responsable de tus hijos y de los niños y niñas que hay a tu alrededor, sí tú sabes que está pasando algo y no estás diciendo nada, eres cómplice de un delito”, sentenció Maribel Borrego.

    EL UNIVERSAL

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