Daniela Montemayor quería ser doctora porque de pequeña la diagnosticaron con un soplo en el corazón. Este fin de semana falleció de un infarto en la última tanda de su baile de XV años.
Este lunes, su familia y amigos de los ejidos Concordia y La Rosita del municipio de San Pedro la despidieron primero con una misa, después con una marcha fúnebre acompañada de un grupo musical y después al entierro en el panteón de la Resurrección.
Familiares, amigos y vecinos la recuerdan como una muchacha estudiosa y seria, siempre cercana a su mamá y que nunca busca problemas.
Magdalena Montemayor Morales, tía de Daniela, recordó que de chiquita se enfermaba mucho y le diagnosticaron el soplo en el corazón. Sin embargo, contó que años después que le hicieron estudios para operarla, los médicos le aseguraron que ya estaba bien. Que no tenía nada.
El sábado se llevó a cabo su fiesta de quince años. Uno de los momentos más conmovedores fue cuando bailó el vals con su papá con la canción “Tú sangre en mi cuerpo” de Ángela Aguilar, porque se la dedicó a su padre. “Fue un recuerdo bonito, nos dejó muchas cosas buenas”, comentó una familiar.
La fiesta continuó y Daniela se mostraba alegre y risueña. “Anduvo bailando desde las 3-4 de la tarde. Todos nos quedamos asombrados, bailó con todo mundo”, recordó Magdalena, quien dijo que a Daniela la veía como a una nieta.
Pero en la última tanda de la noche, Daniela se desvaneció minutos antes de las dos de la mañana del domingo.
“Era demasiado seria y ese día que falleció era una mariposita, soltó todo. Siempre fue una niña muy seriesita, educada, reservada, de todo le daba pena”.
Antes de enterrarla en el panteón, los presentes entonaron una porra para Daniela. “Era muy linda, muy buena. Nunca se metía en problemas. Siempre con su mamá”, relató una vecina de la familia.
La tía Magdalena aseguró que deja un vacío y dolor muy profundo para la familia, pero dijo que la recordarán como a una muchacha alegre, que gustaba de toda la música y quería ayudar a la gente.
“Era tanta su alegría. No tuvo tiempo ni de abrir sus sobres, ni regalos. Dentro de su alegría se fue. No lo esperábamos”, platicó Magdalena.