CHIHUAHUA, CHIH.
Parte de los recursos económicos con que financiaban el Club Pollo, en el que se concentraban pedófilos y pederastas, era un evento mensual que estuvieron realizando en la ciudad de Chihuahua y otros puntos, al que llamaban “polladas”, donde reunían a los menores de edad y hacían diversas actividades de índole sexual.
Esta reunión, a la que asistían adultos y menores de edad, se organizaba en casas de rentas, donde Jaime Avelino M.O., conocido como Hugo Martínez, buscaba diversos domicilios atractivos, con varios cuartos, espacio y todo lo necesario para llevar a cabo los encuentros masivos, donde de paso producía el material pornográfico que posteriormente comercializaban.
Para poder ingresar a estas “polladas”, inicialmente tenías que ser un “gallo” del Club Pollo, es decir, tenías que estar sumergido en el tema de la trata de menores de edad y haber recibido de forma especial la invitación a este encuentro clandestino, pues sólo los de mayor confianza podían recibir la invitación a través de perfiles falsos en redes sociales.
Según información que ha recuperado la Fiscalía General del Estado, a través del testimonio de varios involucrados en estos hechos, estas personas sólo se comunicaban a través de perfiles falsos, así como de números que cambiaban de forma constante, donde ocultaban sus identidades y rostros, pero la mayoría se identificaba con “gallos” en sus redes sociales.
Este signo -el gallo- era como una especie de identificación entre los miembros de ese grupo secreto, ya que les facilitaba la identificación entre otros miembros y clientes, quienes podían tener acceso a todo el contenido pornográfico, eventos y otras actividades que realizaba el denominado Club Pollo.
Los tickets de entrada se dividían en tres categorías, el primero, que era la categoría más baja, tenía un costo de tres mil a cinco mil pesos, con esto el interesado o cliente podía ingresar al domicilio, pero sólo podían mirar lo que ocurría al interior, sin poder realizar o hacer algún tocamiento obsceno entre los asistentes o menores.
En la categoría mediana, el costo incrementaba para los interesados, pues iba de los 10 a 20 mil pesos, con los cuales el “gallo” (adulto o cliente) podía ingresar al domicilio, tenía acceso a los menores de edad, obtenía bailes con ellos y podía abusar de los mismos, así como disfrutar la fiesta con algunas bebidas embriagantes y drogas.
En la última categoría, que era la más costosa, y a la que pocos tenían acceso, tenía un valor a partir de los 50 mil pesos, en la cual el acercamiento y maltrato con los menores no tenía límites, pues estaba permitida cualquier acción con ellos y no había una sola restricción en la relación, pues incluso se aceptaban las relaciones sin protección, como el uso de condón.
Una de las invitaciones a las que El Heraldo de Chihuahua tuvo acceso es una imagen aparentemente inofensiva para quienes desconocían del tema, pues se trata de dos pollos animados de color amarillo, que sostienen un cartelón en el que invitan a una fiesta, haciendo puntal mención de que es un evento organizado por Hugo Martínez.
Aunque esta invitación fue un archivo recuperado de 2017, la imagen hace alusión a que es la cuarta edición, es decir que se trataba de un evento que se hacía de forma anual y que aparentemente inició en el año 2014, donde sólo podían asistir invitados “VIP” y que sería en un lugar privado.
Dentro de la información que logró conceder uno de los testigos protegidos a las autoridades investigadoras, se indica que el presunto responsable captaba menores de edad en la ciudad de Chihuahua, pero que también llegó a tener operación en algunas ciudades como Delicias, Juárez y Parral.
Según el modus operandi que le han atribuido, hacía lazos de amistad con los niños a través de redes sociales, y cuando ganaba la confianza pactaba encuentros, en ocasiones sólo se reunían a platicar y a hacer un lazo de amistad más fuerte, pero la mayoría de esos encuentros terminaban en citas en algún motel.
Las famosas “polladas”, o encuentros masivos entre adultos y niños, se llegaron a realizar en Chihuahua y otros municipios, incluso obtuvieron información de que en repetidas ocasiones llegó a organizar encuentros similares en la Ciudad de México, donde llegaban personas adineradas.
Parte de los pagos que salían de ese club eran entregados a los niños, otra destinada al consumo de alcohol y drogas, así como a artefactos sexuales que utilizaban en los encuentros, así como la renta de moteles, hoteles y casas de alquiler, que utilizaban para el negocio ilegal que encabezaba el sujeto apodado Hugo Mendoza.
Existe información de que personas incluso decidieron sumarse a la “experiencia Hugo Mendoza” porque en los bajos mundo de la trata, pedofilia y pederasta, así como de algunos grupos homosexuales, tenían reconocida esa experiencia por todo lo que podrían hacer en esos encuentros.
Es de mencionar que aunque se tiene conocimiento explícito de toda la información y actividades que se realizaban en esos encuentros, se reservó parte de la información por ser contenido sensible y vulnerable para los lectores, ya que hubo prácticas de maltrato y humillación a las víctimas.
Hasta el momento no se tiene conocimiento de la lista de personas o nombres de aquellos que participaron en estos encuentros, toda vez que todos utilizan perfiles falsos y números que cambian de forma constante, por lo cual la Fiscalía General del Estado se mantiene en búsqueda de datos para dar con más involucrados.