DURANGO: HISTORIA E IDENTIDAD. (A 457 años de su fundación). /Por José Gpe. Cortina Márquez

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SEGUNDA PARTE

La consabida ambición española por la plata y el oro —en ese orden— que se encontraban hospedados en las entrañas del prodigioso subsuelo novohispano, generó una cada vez mayor movilización de expedicionarios ibéricos a lugares más remotos respecto a las zonas centro y occidente del actual México.

En este contexto, tras la incursión de Nuño Beltrán de Guzmán al actual Durango en 1531 (una década después de la derrota del imperio azteca), habrían de surgir dos personajes fundamentales respecto a la fundación de la actual capital de nuestro estado: el extremeño Ginés Vázquez del Mercado y el vasco Francisco de Ibarra, quienes iniciada la segunda mitad del siglo XVI, encabezarían sendas expediciones hacia estos territorios.

El primero de ellos —de condición económica privilegiada— habría sido enviado por los oidores del actual Tepic a conquistar zonas geográficas ubicadas al norte de Nueva Galicia, por lo que en los amaneceres de 1552 saldría de Guadalajara con una centena de soldados a su mando, llegando al lugar de confluencia de los ríos Grande y Tepic, donde indígenas nativos le habrían de informar respecto a una enorme montaña de plata ubicada rumbo al norte.

Con una ambición desmedida, éste aceleró su paso en la búsqueda de la citada montaña, pasando por lugares del actual Zacatecas como Chalchihuites, Sombrerete y San Martín, a los cuales desdeñó a pesar de su potencial minero, obnubilado por el afán de llegar al ingente cerro atiborrado de argento.

Grande sería su desilusión al llegar a lo que bautizó como Valle de Guadiana, al darse cuenta de que la montaña no tenía tal composición (en realidad era hierro), por lo que habría iniciar de manera rápida el retorno a occidente, sin embargo en el camino sería atacado por nativos cerca de Sombrerete, los cuales le infringieron graves heridas que lo obligaron a trasladarse en condiciones deplorables a la actual Juchipila (hoy estado de Zacatecas), donde falleció iniciado el año de 1553.

Lejos estaría de imaginarse el expedicionario que la montaña que lo habría de desilusionar, es uno de los emblemas más representativos de nuestra capital y pródigo en la producción de hierro durante siglos: el cerro del Mercado, bautizado así en obvio homenaje a su apellido.

Luego de esto, en las altas esferas de la geopolítica novohispana, la rivalidad entre los seguidores de los fallecidos Beltrán y Cortés se agudizaba cada día más, sobre todo en el afán expansionista que los embriagaba.

Es así como en el actual Zacatecas, el joven Francisco de Ibarra era instruido y financiado por su tío Diego con el objeto de colonizar los territorios previamente explorados por Beltrán de Guzmán y el malogrado Vázquez del Mercado, pretendiendo fortalecer la presencia vasca y de la propia familia Ibarra en estas latitudes.

El Valle del Guadiana cautivaba con su magnificencia a los ambiciosos ibéricos.

CONTINUARÁ.