En una de las operaciones antidrogas más significativas del año, Estados Unidos lanzó un golpe quirúrgico contra los dos cárteles más poderosos de México: el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el de Sinaloa. El botín: 510 millones de dólares en cocaína y marihuana incautadas en un operativo internacional que se desplegó desde las costas de Perú hasta las Islas Galápagos.
La fiscal general Pam Bondi, en una rueda de prensa cargada de simbolismo y advertencias, calificó la operación como un “golpe crucial” a la infraestructura económica de estas organizaciones, que durante años han alimentado con drogas el mercado estadounidense.
La Guardia Costera fue la protagonista silenciosa detrás del operativo. Con el apoyo de drones, barcos de guerra y aviones de vigilancia, interceptaron varias embarcaciones cargadas de droga. Once personas enfrentan ahora cargos federales tras la operación, según confirmó el Departamento de Justicia.
Este movimiento se inscribe dentro de una ofensiva más amplia. Desde febrero, la administración estadounidense designó oficialmente al CJNG y al Cártel de Sinaloa como organizaciones terroristas extranjeras, un paso que refuerza el marco legal para perseguir a sus miembros y aliados con mayor dureza.
El director del FBI, Kash Patel, advirtió que estas redes no solo representan una amenaza de salud pública, sino que también son un riesgo directo para la seguridad nacional. “Estas organizaciones no respetan fronteras. Tampoco lo haremos nosotros”, declaró.
Los esfuerzos recientes muestran una tendencia clara: ir más allá del decomiso y atacar las estructuras logísticas y de liderazgo. Solo en marzo, seis líderes de una red transnacional marítima fueron acusados de traficar toneladas de cocaína hacia EE.UU. Un mes antes, Edgar Fabián Villaseñor-García, identificado como sicario del CJNG, recibió más de 20 años de prisión por su participación en el tráfico de metanfetamina y cocaína.
Esta ofensiva es un mensaje claro para los cárteles: el océano ya no es un refugio seguro. La guerra contra el narcotráfico se está librando en todos los frentes, desde las selvas de Sudamérica hasta los tribunales federales de Estados Unidos.