La pérdida de 21 vidas fue el saldo que dejó el llamado “camionazo de Palmillas”, un accidente vial que ha sido considerado como una de las peores tragedias que se han registrado a lo largo de las carreteras del estado de Sinaloa.
Fue cerca de la medianoche del ya lejano pero inolvidable 5 de noviembre de 2010 cuando se registró este fatal accidente, el cual es un recuerdo imborrable para todas aquellas personas que de alguna u otra manera pudieron acercarse y observar aquel aterrador momento.
La tragedia acaparó en aquel tiempo el espacio en diversos medios de comunicación tanto estatales como nacionales, por la magnitud y el alto número de personas que perdieron la vida, la mayoría de ellos en el lugar del incidente.
El hecho
El 5 de noviembre del año 2010, entre las 10:30 y 11:00 de la noche aproximadamente, se da el reporte de un accidente en la autopista Tepic-Mazatlán, en el cual se vieron involucrados un camión de pasajeros y una pipa cargada con miles de litros de combustible.
El sitio donde se registró con exactitud fue en el kilómetro 148 + 200 de la rúa de peaje, a la altura de la sindicatura de Palmillas, en la zona sur del municipio de Escuinapa.
Las unidades involucradas en el trágico accidente fueron un autobús de la línea Seris de Sonora, en el cual viajaban más de 20 personas, entre mujeres, hombres, niños y niñas. Este camión provenía del centro del país con destino a Sonora; la otra unidad era una pipa con doble cisterna que transportaba 20 mil litros de combustible (diesel). La unidad pertenecía a la empresa Servicios Especializados de El Roble.
Ambas unidades eran conducidas en dirección de sur a norte, al llegar al kilómetro en mención el cilindro trasero se desprendió de la pipa, el cual terminó por impactar y aplastar prácticamente al camión, que quedó atravesado en ambos carriles de la autopista.
Luego de informarse del fuerte impacto, los cuerpos de auxilio y rescate de Escuinapa y Acaponeta, así como de Mazatlán, se movilizaron rápidamente hasta llegar al lugar.
Pese a la pronta y rápida movilización, prácticamente nada se pudo hacer, el resultado del fuerte impacto eran 19 personas fallecidas al instante en el lugar del impacto. Los cuerpos se encontraban entre los restos del camión, otros debajo de este y unos más debajo de la pipa.
Dos personas que aún fueron encontradas con vida fallecieron mientras recibían la atención médica en hospitales cercanos; el resultado final de este accidente fue de 21 personas fallecidas, entre ellos el chofer y el ayudante del chófer.
De las más de 20 personas que se dijo viajaban en el autobús, solamente uno alcanzó a sobrevivir a la tragedia, se trató de un niño de entre 6 y 8 años de edad, quien se dijo iba dormido en el último asiento del camión, lugar a donde no alcanzó a llegar el impacto. Este niño, que prácticamente vivió de milagro, solamente sufrió algunos raspones en el rostro. El pequeño era acompañado por sus abuelos quienes fallecieron en el accidente.
“El peor accidente que me ha tocado ver”
Uno de los testigos de aquel trágico momento es el paramédico de la Cruz Roja Escuinapa, Manuel Peraza, quien recuerda las emociones que sintió al ver aquella imagen que dice, nunca olvidará.
Recuerda que en esa ocasión él estaba a punto de culminar con su guardia en la Cruz Roja, cuando entra el reporte de este accidente, por lo que se sube a la ambulancia junto con el operador, sin saber con exactitud la dimensión del percance.
“Al llegar, recuerdo que ya había una ambulancia de Acaponeta y otra ambulancia más de la autopista, ya fue ahí cuando supe lo que estaba pasando, había muertos por todos lados, recuerdo que me tocó revisar a varios cuerpos, no sé cuántos, pero ya ninguno tenía vida, algunos estaban hasta desmembrados, otros colgados entre los fierros del camión, fue una tragedia que nunca se me va olvidar”, señaló.
En medio de la tragedia, el poder ver a aquel niño que había sobrevivido fue un momento de luz entre toda la oscuridad.
“A mí me tocó atender y trasladar al niño que sobrevivió, él no presentó golpes fuertes, solamente algunos leves en la cara, pero lo trajimos para que lo revisaran y DIF se encargó de resguardarlo mientras familias se reportaban para recogerlo”, recordó.
Una de las personas a las que le tocó estar en el lugar de los hechos y vivirlo fue a Carolina Tiznado Palomares, quien es corresponsal del periódico Noroeste y fue la primera reportera en llegar y captar las primeras imágenes las cuales dice eran demasiado impactantes.
“Tenía en ese entonces como cinco años trabajando ya como reportera, lo que recuerdo fue que alguien me habla y me dice que hubo un accidente y se decía de varios muertos, no recuerdo cómo, pero yo me trasladé al lugar, fui la primera reportera en llegar”, compartió.
Al llegar al lugar, todo estaba oscuro, solamente se reflejaban las luces de las torreras de las ambulancias y patrullas y las lámparas que traían las personas que estaban apoyando en las labores para intentar rescatar a alguien.
“Fue un momento que me impactó demasiado, recuerdo que no podía ni tomar una fotografía al ver lo que estaba sucediendo, tantas personas fallecidas, tantas historias que se desprendían de este accidente, eran muchos muertos, estaban algunos en el camión, recuerdo que solamente quería llorar, a ver aquella tragedia que ha sido la peor que me ha tocado en mis casi 20 años de trabajo”, señaló.
Ella consideró como un milagro al escuchar que un elemento de la extinta Policía Federal de Caminos le platicó que el niño había sobrevivido. Fue este quien al llegar al lugar del hecho encontró al niño sentado y llorando junto al camión que había sido aplastado por la cisterna.
Los trabajos del rescate de los cuerpos duraron varias horas, ya que además de que los restos se encontraban entre los fierros, la pipa estaba presentando derrame de combustible y existía el riesgo latente de que esta se pudiera incendiar. El trabajo para controlar el derrame y poder retirar los vehículos, tardaron varias horas.
Los restos fueron trasladados a funerarias del municipio de Escuinapa y en Mazatlán, para el reconocimiento de estos por los familiares quienes tuvieron que trasladarse de diversas partes del país para reconocer a sus familiares fallecidos, lo cual tardó varios días.
El resultado final de esta inolvidable tragedia, 21 personas fallecidas en total (19 en el lugar, dos más en hospitales) y un niño de entre 6 y 8 años de edad con vida.