En cuatro ocasiones Andrés Manuel López Obrador se ha ocupado de los defensores del Cañón de Fernández, un área natural protegida, humedal Ramsar desde 2008, ubicado en La Laguna y clave en el proyecto que impulsa el Presidente para llevar agua limpia a Torreón-Gómez Palacio.
López Obrador incluso amagó con suspender la obra, con una inversión de más de 10 mil millones de pesos y clave para la Comarca Lagunera, si los ambientalistas que defienden la biodiversidad y la integridad de esa reserva natural no cesan su defensa legal ante tribunales.
El 3 de octubre tiene previsto regresar a La Laguna y para entonces, dijo, espera que los amparos sean retirados.
Tocará a las autoridades locales de los dos estados que cruzan La Laguna, Coahuila y Durango, así como a los alcaldes de esa zona metropolitana (detesto que así sean conocidas las metrópolis en México, pero es la jerga oficial) tejer un acuerdo y lograr consensos para que ProNazas y otras organizaciones no gubernamentales desistan de su defensa.
El proyecto implica construir un sistema similar al del Cutzamala, que abastece al Valle de México, para llevar agua a cerca de un millón 600 mil personas en La Laguna, quienes beben agua con arsénico, la única que aún queda en sus pozos pues la zona ha sido explotada por décadas, sin freno, por las industrias minera y lechera.
El abuso en la extracción de agua viene desde el siglo pasado, con la apertura de más pozos que los permitidos y la complicidad de los diversos funcionarios responsables. Ahora se busca llevar agua del río Nazas mediante una presa, un acueducto, plantas de bombeo, etc. para dotar de agua limpia a los lagunenses, una demanda añeja de sus habitantes.
Este proyecto vino a sustituir la construcción del sistema de autobuses rápidos en la parte de Durango y redirigir esos 450 millones de pesos, ya autorizados, para el acueducto.
Una votación que el mismo Presidente hizo a mano alzada en 2019 en una de sus visitas a la zona. Solo que los ambientalistas que se oponen a los efectos negativos del proyecto tienen décadas en la defensa del Cañón de Fernández, con sus 17 mil hectáreas ubicadas entre Lerdo y Cuencamé, y sus 581 especies endémicas, entre aves, peces y vegetación.
No se oponen a llevar agua a La Laguna sino a que por remediar un problema se destruya el humedal. Demandan también recursos para la recarga de los pozos y que se retome el cauce del río a su paso por la capital. El 6 de agosto el juez séptimo de Distrito en La Laguna dictaminó la suspensión definitiva de la obra en lo que toca al polígono del Cañón.
El gobierno federal les pide retirar el amparo sin ofrecer a cambio alguna mejora en el proyecto de agua digna.
El tiempo corre y la respuesta aún no llega. Los integrantes de Pro Defensa del Nazas han ofrecido diálogo franco y abierto para resolver el problema del agua.
Falta que les tomen la palabra y que respeten su lucha, no que les echen encima la aplanadora presidencial. hector.
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