Durante las obras del Tramo 7 del Tren Maya, cerca de la estación de Calakmul, trabajadores encontraron lo que resultaría ser un hallazgo arqueológico significativo: los restos de un conjunto palaciego maya de dimensiones monumentales. Este descubrimiento, que incluye un templo consagrado a Ah Puch, el dios maya de la muerte, ha generado preocupación, ya que las autoridades mexicanas planean remover el sitio para continuar con las obras ferroviarias.
Un hallazgo monumental
El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) intervino rápidamente tras el descubrimiento. En un comunicado, las autoridades señalaron que una de las estructuras más sobresalientes es un templo de 20 metros de largo por 10 de ancho. Según los arqueólogos, esta edificación probablemente estaba dedicada a Ah Puch, también conocido como el “Descarnado”, el dios del inframundo maya. Su presencia en este contexto sugiere que este espacio pudo haber sido un centro de culto importante en la región.
La representación de Ah Puch en la iconografía maya lo muestra como una figura cadavérica, con huesos expuestos y emitiendo olores fétidos. Era temido y respetado como el gobernante de los muertos y las sombras, y se le hacían sacrificios humanos para apaciguar su hambre insaciable. En el templo hallado, los investigadores encontraron una escultura de 25 centímetros de alto que aún conserva restos de pigmento rojo, lo que refuerza la importancia ritual del lugar.
Remoción y reubicación de las ruinas
Este hallazgo arqueológico ha provocado un dilema. Aunque se ha confirmado que el conjunto palaciego data del periodo Clásico Temprano, entre los años 250 y 600 d.C., y está relacionado con la ciudad maya de Balamkú, la construcción del Tren Maya ha impulsado la decisión de remover el sitio para no afectar el desarrollo del proyecto ferroviario. El proceso de desmantelamiento ya ha comenzado, y el INAH ha optado por trasladar las estructuras a un nuevo espacio.
El ingeniero Israel Diéguez Jiménez lidera el esfuerzo de reubicación, diseñando plataformas de concreto sobre las cuales reposarán las ruinas. La intención, según el INAH, es crear un museo interactivo que permita a los pasajeros del Tren Maya conocer más sobre este hallazgo y su contexto histórico.
Un legado en riesgo
A pesar de los esfuerzos por preservar y trasladar el conjunto palaciego, la remoción de un sitio arqueológico de tal magnitud plantea preguntas sobre la relación entre el desarrollo moderno y la protección del patrimonio cultural. La destrucción de los contextos originales, en los que los monumentos mayas han reposado durante más de mil años, podría alterar la comprensión de su significado histórico.
Mientras las obras avanzan y se prevé la creación de un museo, queda por ver cuál será la reacción del propio Ah Puch, ahora que su templo ha sido removido para abrir paso al Tren Maya.