La incertidumbre en los mercados financieros ha golpeado fuertemente al peso mexicano, que cayó a 20.80 por dólar, su nivel más débil desde agosto de 2022. La caída de más del 3% respecto a su cierre anterior representa el desplome más pronunciado desde las elecciones mexicanas de verano, cuando la volatilidad afectó los activos nacionales. En esta ocasión, el debilitamiento del peso se debe a las expectativas de una victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, una posibilidad que ha sembrado inquietud entre los inversionistas.
Chris Turner, director mundial de mercados de ING, aseguró que el peso mexicano ha sido uno de los más perjudicados en los mercados emergentes ante el avance del dólar. “La alta volatilidad también está socavando el ‘carry trade’ y es difícil descartar un movimiento a 22.00 en las próximas semanas”, explicó Turner. El ‘carry trade’ es una estrategia financiera en la que los inversionistas buscan obtener ganancias vendiendo una divisa con baja tasa de interés y comprando otra con una tasa más alta, estrategia que se vuelve menos atractiva en escenarios de alta volatilidad.
Un mercado sensible a la presidencia de Trump
La relación entre el peso y la posible victoria de Trump ya tiene precedentes. En 2016, tras el triunfo del republicano, el peso cayó un 8.5% frente al dólar, alcanzando mínimos históricos en aquel momento. Ahora, ante la posibilidad de un nuevo mandato, la divisa mexicana vuelve a estar bajo presión, reflejando el temor a un posible endurecimiento de políticas comerciales y migratorias. Los primeros indicios de una ventaja de Trump en el estado de Georgia impulsaron la escalada del dólar, llevando al índice dólar a su nivel más alto en cuatro meses.
Preocupaciones sobre el T-MEC y la política migratoria
Analistas prevén que, en caso de confirmarse un segundo mandato de Trump, las relaciones comerciales entre Estados Unidos y México podrían verse afectadas. Turner advirtió que 2025 podría ser un año “duro para el peso”, en especial si Trump cuestiona la renovación del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) durante la revisión prevista para 2026. El T-MEC, que entró en vigor en 2020, es crucial para la economía mexicana, dado que más del 80% de sus exportaciones tienen como destino el mercado estadounidense.
Además del comercio, la migración también se perfila como un tema delicado. En su primer discurso tras obtener una ventaja sobre la demócrata Kamala Harris, Trump prometió “sellar las fronteras” de Estados Unidos y limitar el ingreso de inmigrantes exclusivamente “de manera legal”. Este tipo de políticas, sumado a posibles obstáculos en el flujo de remesas, podría representar un nuevo desafío para la economía mexicana, especialmente para las familias que dependen de los envíos de dinero desde Estados Unidos.
Un futuro incierto para el peso mexicano
El desplome del peso y la escalada del dólar reflejan un mercado expectante y nervioso ante el posible retorno de Donald Trump al poder. La divisa mexicana, una de las más expuestas entre los mercados emergentes, sigue mostrando su vulnerabilidad frente a cambios políticos en el país vecino. Para México, la incertidumbre sobre el futuro del T-MEC y las políticas migratorias representa un desafío complejo que podría afectar su estabilidad económica en los próximos años.
La situación actual subraya la fragilidad del peso frente a la inminencia de un gobierno que plantea políticas más rígidas y menos favorables para México. Mientras tanto, los mercados seguirán atentos a los resultados definitivos de las elecciones estadounidenses y a las declaraciones de Trump sobre los planes que tiene para su posible segundo mandato.