Carlos Herrera Ávalos, que utilizaba los alias de Gustavo Rivera Martínez o “El P1”, ex jefe de sicarios del Cártel Arellano Félix (CAF), se declaró culpable, a finales de noviembre de 2024, de cargos de conspiración para importar marihuana y cocaína a los EE. UU. desde 1991 hasta 2008, en el Tribunal de Distrito de los Estados Unidos para el Distrito Sur de California, con sede en San Diego, además de que fue liberado de una prisión, después de pasar más de 16 años en custodia preventiva en México y San Diego.
El “P1”, de 63 años de edad -un ciudadano estadounidense que creció en Chula Vista, en el condado de San Diego-, admitió en su acuerdo de culpabilidad que conspiró con varios miembros conocidos del CAF, incluidos Francisco Javier Arellano Félix, alias “El Tigrillo”, uno de los cuatro hermanos que lideraban el grupo de crimen organizado, y con David Barrón Corona, alias “Popeye” y/o “CH”, miembro de la pandilla Barrio Logan, que se convirtió en sicario del Cártel.
“La Oficina del Fiscal de los EE.UU. en San Diego declinó comentar sobre la declaración de culpabilidad de Rivera y su posterior liberación de la custodia. Sus abogados no respondieron a los mensajes solicitando comentarios”, según una nota firmada por el periodista Alex Riggins, publicada en el diario local The San Diego Union-Tribune, el 6 de diciembre de 2024.
El acuerdo de culpabilidad de Herrera Ávalos estableció que los fiscales y los abogados de la defensa “recomendarán conjuntamente que el acusado sea sentenciado por el tiempo ya cumplido”. Ante ello, el juez federal Dana Makoto Sabraw firmó una orden para liberar a “El P1”, bajo su propia responsabilidad, aunque estaría siendo monitoreado por GPS.
Según el mismo rotativo, la audiencia de sentencia contra Herrera Ávalos estaría programada para llevarse a cabo en febrero de 20245. Los fiscales federales en San Diego acusaron a “El P1”, en 2003, de varios cargos de conspiración de drogas, alegando que era un financista y consejero que había ascendido al rango de teniente dentro del CAF, a medida que otros miembros de alto rango del mismo Cártel fueron arrestados o asesinados.
Herrera Ávalos se encontraba preso desde el 12 de marzo de 2008, cuando fue aprehendido en Los Cabos, Baja California Sur, junto a otros de sus cómplices pertenecientes al CAF, mientras comían hot-dogs en un puesto callejero. De inmediato se cumplimentó en su contra una orden de detención en su contra, con fines de extradición internacional a EE. UU.
El 5 de junio de 2009, el Juzgado Quinto de Distrito en Materia de Procesos Penales Federales del Distrito Federal, emitió su opinión jurídica y declaró procedente la extradición solicitada por la Embajada de los Estados Unidos. Un mes y un día después, la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) concedió la extradición de “El P1”.
Herrera Ávalos permaneció bajo custodia de las autoridades mexicanas hasta finales de 2019, cuando fue extraditado discretamente a San Diego, en el mismo vuelo que Ismael Zambada Imperial, alias “El Mayito Gordo”, uno de los hijos del ex líder del Cártel de Sinaloa, el capo Ismael Mario Zambada García, “El Mayo”.
La Administración de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés), ofrecía una recompensa de 2 millones de dólares por información que diera con la localización y/o captura de “El P1”.
Según los registros de investigación de la DEA, revisados por el The San Diego Union-Tribune, Herrera Ávalos estuvo involucrado en el tráfico y distribución de drogas desde 1985. Sin embargo, fue arrestado y acusado en varias ocasiones, durante las décadas de 1980 y 1990.
“Los registros indican que en una ocasión, Rivera estaba siendo juzgado por un caso de 1993 y enfrentaba una sentencia de cadena perpetua cuando surgió un problema con el testimonio de un testigo del Gobierno. Rivera terminó siendo declarado culpable de un cargo menor y fue sentenciado a 18 meses de custodia, según los registros judiciales. Los registros de la investigación indican que, cuando fue liberado de prisión en 1996, fue puesto bajo libertad supervisada, pero inmediatamente huyó a Tijuana”, indicó el diario.
Según la acusación en el caso recientemente resuelto, “El P1” trabajó estrechamente con David Barrón Corona, un miembro de la pandilla Barrio Logan que se convirtió en sicario del CAF y que reclutó a otros miembros de pandillas callejeras de San Diego, para convertirse en sicarios del Cártel de los Arellano Félix.
“Barrón salvó una vez la vida de dos de los hermanos Arellano Félix durante un tiroteo con pistoleros del cártel de Sinaloa en Puerto Vallarta. También estuvo involucrado en un fallido asesinato en 1993 y un tiroteo en el aeropuerto de Guadalajara que mató a siete personas, incluido el cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, el líder número dos de la Iglesia Católica en México. Barrón fue asesinado por fuego amigo durante el intento de asesinato de Jesús Blancornelas en 1997, el editor de la revista de investigación de Tijuana Zeta”, recordó la nota firmada por Riggins.
David Barrón Corona, alias “Popeye” y/o “CH”, fue líder de los pandilleros del Barrio Logan -mismos que fungieron como sicarios para los hermanos Arellano Félix-, y falleció el 27 de noviembre de 1997, producto de un fuego cruzado, durante el atentado al periodista Jesús Blancornelas, entonces director del Semanario ZETA de Tijuana.
“Rivera admitió en su acuerdo de culpabilidad que conspiró con Barrón. Según los registros de investigación revisados por el Union-Tribune, Rivera asumió una parte del equipo de ejecución de Barrón. Un testigo del gobierno le dijo a los investigadores y fiscales que antes de la muerte de Barrón, Rivera intentó ser discreto sobre para quién trabajaba, según los registros de la investigación. El testigo le preguntó directamente a Rivera. En respuesta, “Rivera sacó un periódico que tenía consigo y señaló una foto de los Arellano y dijo ‘estos son nuestros amigos’”, detalló The San Diego Unión Tribune, citando los registros de la investigación.
“El mismo testigo le dijo a los investigadores que después de la muerte de Barrón y el arresto de otro teniente del AFO [CAF], Rivera comenzó a ascender dentro de la organización, según los registros de la investigación. El testigo dijo que Rivera relató haberse reunido con los ‘jefes’, lo que el testigo entendió que significaba los hermanos Arellano Félix. Rivera le dijo al testigo que lo llevaban a esas reuniones con los ojos vendados y con una pistola apuntándole a la cabeza”, agregó Riggins.
“La acusación contra Rivera alega que para 2002, cuando un hermano Arellano Félix había sido capturado y otro asesinado en un tiroteo con la policía mexicana, Rivera se convirtió en un ‘confidente cercano y consejero’ de Francisco Javier Arellano Félix, el hermano menor que asumió el liderazgo del AFO [CAF]. Rivera también admitió en su acuerdo de culpabilidad que conspiró con Francisco Javier, quien fue sentenciado a cadena perpetua en 2007 en un tribunal federal de San Diego. Su sentencia fue luego reducida a 23 y medio años. debido a su ‘extensa’ cooperación con las autoridades”, explicó el rotativo californiano.
“Rivera admitió en su acuerdo de culpabilidad que también conspiró con José Alberto ‘Bat’ Márquez, un jefe de la Mafia Mexicana condenado a cadena perpetua; y Everardo Arturo Páez Martínez, alias ‘El Kitty’, un alto teniente del AFO [CAF] que fue el primer gran miembro del cartel que México acordó extraditar”, abundó The San Diego Unión Tribune.
“Los registros de la investigación indican que las autoridades creen que Rivera estuvo involucrado en coordinar o planificar violencia. Pero los registros indican que los fiscales decidieron perseguir solo los cargos de conspiración de cocaína y marihuana debido a que el potencial de una sentencia de cadena perpetua por delitos más graves habría complicado su extradición”, finalizó el citado diario local.