En una decisión que sacudió tanto al ámbito político como al empresarial, el empresario tecnológico Elon Musk presentó su renuncia al Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), organismo creado por el presidente Donald Trump para reducir el gasto público y combatir la burocracia federal.
Musk, quien estuvo al frente de esta oficina durante poco más de cuatro meses, justificó su salida con un mensaje contundente: “No puedo formar parte de un gobierno que predica eficiencia, pero aprueba un paquete fiscal que amplía irresponsablemente el déficit”.
La declaración hace referencia directa al más reciente proyecto de presupuesto impulsado por Trump, que prevé un aumento del gasto público sin recortes sustanciales, algo que Musk considera una traición a los objetivos fundacionales del DOGE.
Un balance agridulce
Durante su gestión, Musk se convirtió en una figura polarizadora dentro del aparato federal. Impulsó medidas drásticas, como la eliminación de múltiples agencias gubernamentales y el despido de más de 260 mil empleados, con la promesa de reducir el gasto en 2 billones de dólares. Sin embargo, los resultados quedaron lejos de las expectativas: apenas se logró un recorte de 150 mil millones, según informes internos.
La falta de avances y el desgaste político fueron factores determinantes en su decisión, aunque no los únicos. Fuentes cercanas aseguran que Musk también chocó constantemente con otros miembros clave del gabinete, especialmente con Peter Navarro, asesor comercial de Trump, a quien acusó de obstaculizar reformas estructurales.
Presiones empresariales y aislamiento político
Además del desencanto con la política fiscal, Musk enfrenta presiones crecientes por parte de los accionistas de Tesla, en medio de una drástica caída del 71% en las utilidades de la empresa durante el último trimestre. Algunos inversionistas han expresado que su rol en el gobierno afectaba su desempeño empresarial y generaba distracción en un momento crítico para el sector tecnológico.
Su aislamiento dentro de la administración se agravó tras quedar fuera de negociaciones internacionales claves, como el polémico acuerdo de inteligencia artificial entre OpenAI y autoridades de Abu Dhabi, del cual Musk fue uno de los principales críticos.
Silencio en la Casa Blanca
Pese al impacto de la noticia, la Casa Blanca aún no ha emitido una postura oficial sobre la renuncia. En su comunicado de despedida, Musk agradeció al presidente Trump por la oportunidad y expresó su esperanza de que “el proyecto de eficiencia gubernamental continúe más allá de cualquier figura individual”.