Una frase popular dice que el infierno está empedrado con buenas intenciones. Esto es lo parece haber pasado en el caso de Camila Graciano, una mujer de 31 años que estaba embarazada y murió de coronavirus.
El único consuelo para la familia de la fallecida es que el bebé nació sano y salvo en un hospital ubicado en Anápolis, en Brasil. De acuerdo con los deudos, Camilia haberse contagiado en su baby shower sorpresa.
No les importó su condición
Durante los primeros meses de la pandemia se destacó que las mujeres embarazadas son parte de la población de riesgo al adquirir la enfermedad, pues sus casos suelen complicarse, pero esto no importó a los amigos de la mujer.
Graciano no había salido de su casa para evitar ponerse en riesgo y respetó las medidas de higiene impuestas por el gobierno y la Organización Mundial de la Salud, pero nada pudo hacer cuando se encontró con que sus compañeros de trabajo le organizaron un festejo sorpresa.
De acuerdo con los informes médicos, una de las amigas de la señora era portadora del virus, pero era asintomática, por lo que no sabía de esta situación. Pocos días después mostró los signos de la enfermedad.