Un hallazgo inesperado sacudió esta semana la tranquilidad del barrio porteño de Coghlan. Durante las obras de demolición de una propiedad ubicada sobre la avenida Congreso al 3700, obreros encontraron restos humanos enterrados en el terreno. El dato que añade una capa de misterio al suceso es que esa casa fue, durante dos años, hogar del icónico músico argentino Gustavo Cerati.
Según informaron fuentes policiales, el descubrimiento ocurrió cuando se iniciaban los trabajos para la construcción de un nuevo edificio en el lugar. Junto a los restos óseos, que se presume podrían pertenecer a más de una persona, también se hallaron objetos personales como relojes antiguos y otros elementos que ya están siendo analizados por peritos forenses.
La propiedad había pertenecido a Marina Olmi, artista plástica y hermana del actor Boy Olmi. Ella misma confirmó que Cerati alquiló el lugar entre 2001 y 2003, utilizándolo también como espacio de creación artística. “Había una construcción al fondo que él transformó en su estudio personal”, recordó Olmi en diálogo con los medios.
Lo que pocos sabían es que el inmueble tenía un pasado aún más complejo: antes de ser casa de familia, funcionó como un geriátrico, e incluso anteriormente como una capilla. Esta historia previa es ahora clave para los investigadores, que intentan determinar si los restos tienen relación con esas épocas o si podrían corresponder a un hecho más reciente.
La Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional N°61, a cargo del fiscal Martín López Perrando, está liderando la investigación. En las próximas semanas se esperan los primeros resultados de las pericias antropológicas, que podrían arrojar luz sobre la identidad de los restos y el contexto histórico de su enterramiento.
El caso generó una ola de conmoción entre vecinos y fanáticos del músico. Algunos seguidores de Cerati se acercaron al lugar motivados por la curiosidad o el deseo de rendirle homenaje. Las redes sociales no tardaron en llenarse de mensajes que entremezclaban tristeza, intriga y homenajes al exlíder de Soda Stereo.
Mientras tanto, la obra permanece paralizada por orden judicial y la escena sigue resguardada por efectivos policiales. El terreno, que hasta hace poco era un punto más del paisaje urbano porteño, se ha convertido ahora en el epicentro de una investigación que entrelaza memoria, historia y misterio.