El gobierno de Estados Unidos anunció el despliegue de hasta 1,500 soldados en servicio activo en la frontera sur en los próximos días, como parte de las órdenes ejecutivas firmadas recientemente por el presidente Donald Trump para endurecer el control migratorio.
Funcionarios del gobierno, que hablaron bajo condición de anonimato, informaron que se espera que el secretario de Defensa en funciones, Robert Salesses, firme las órdenes de despliegue este miércoles. Sin embargo, aún no se han definido qué unidades específicas serán enviadas ni si el número de efectivos podría variar en el transcurso de la operación.
El contingente militar proporcionará apoyo logístico, transporte y construcción de barreras para la Patrulla Fronteriza, similar a los despliegues realizados en administraciones anteriores, incluidos los de Trump y Biden. Sin embargo, la posibilidad de que los soldados participen en tareas de aplicación de la ley sigue siendo incierta, lo que podría representar un giro significativo en su papel tradicional.
Posible uso del ejército en labores de seguridad interna
Actualmente, la ley federal Posse Comitatus, vigente desde el siglo XIX, prohíbe que las fuerzas armadas realicen tareas de aplicación de la ley dentro del territorio estadounidense. No obstante, las recientes órdenes ejecutivas de Trump incluyen una solicitud para que el secretario de Defensa y el jefe del Departamento de Seguridad Nacional evalúen la posibilidad de invocar la Ley contra la Insurrección de 1807, lo que permitiría a los militares actuar directamente en la detención de migrantes y reforzar la seguridad fronteriza de manera más activa.
Trump, quien firmó una serie de decretos al inicio de su nuevo mandato, ha insistido en su intención de “sellar las fronteras” y detener la “migración masiva ilegal”. En su discurso inaugural, declaró que su administración emprendería acciones inmediatas para “devolver millones de extranjeros criminales” a sus países de origen.
Historial de despliegues militares en la frontera
No es la primera vez que Estados Unidos recurre a sus fuerzas armadas para abordar la crisis migratoria. En 2018, Trump ordenó el envío de más de 7,000 soldados en activo a Texas, Arizona y California en respuesta a una caravana de migrantes que se dirigía hacia la frontera. En aquel despliegue, las tropas proporcionaron asistencia en transporte, construcción de barreras y apoyo logístico a las fuerzas de seguridad fronteriza.
El despliegue de este año se enmarca en un contexto de crecientes tensiones en la región, con un aumento en el número de migrantes que intentan cruzar la frontera sur. La Guardia Costera también ha sido reforzada con más embarcaciones y personal en el llamado “Golfo de Estados Unidos”, en cumplimiento de la orden presidencial que renombró el Golfo de México.
Perspectivas y desafíos del despliegue
El Pentágono ha insistido en que las tropas no realizarán arrestos ni detenciones, aunque la posibilidad de un cambio en su rol está bajo evaluación. Normalmente, en despliegues de este tipo, el Departamento de Seguridad Nacional solicita tareas específicas, y los líderes militares determinan los recursos necesarios.
Con el despliegue militar en marcha, el debate sobre la militarización de la frontera y el papel de las fuerzas armadas en asuntos migratorios vuelve a cobrar relevancia, mientras el gobierno de Trump refuerza su política de “tolerancia cero” en materia de inmigración.