Tras semanas de tensión comercial y preocupación entre ganaderos mexicanos, Estados Unidos podría reanudar las importaciones de ganado bovino mexicano hacia finales de este año, según informó Rosemary Sifford, jefa veterinaria del Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA).
La suspensión de importaciones, implementada a mediados de mayo, se debió a brotes del gusano barrenador del ganado (Cochliomyia hominivorax), una plaga altamente peligrosa que afecta tanto a animales como, en casos aislados, a humanos. Las autoridades estadounidenses argumentaron que la amenaza de propagación al norte del continente justificaba medidas inmediatas para evitar una crisis sanitaria y económica en el sector agropecuario.
Vigilancia epidemiológica será clave
Según Sifford, la posible reapertura comercial dependerá de los resultados de las medidas de control implementadas por México, particularmente en la vigilancia epidemiológica y erradicación de focos de infección. Una delegación del USDA viajará en los próximos días al sur del país para verificar directamente las acciones de contención y prevención.
Por su parte, la Secretaría de Agricultura de México ha señalado que los casos de gusano barrenador han disminuido en un 51.8% desde abril, y asegura que la situación está bajo control. “La ganadería mexicana es segura”, afirmaron funcionarios, quienes destacaron el trabajo coordinado con sus contrapartes estadounidenses.
Inversión binacional para el combate biológico
En un gesto de cooperación bilateral, EE.UU. anunció una inversión de 21 millones de dólares para renovar una planta en Chiapas que produce moscas estériles, utilizadas como método biológico para erradicar la plaga. Este esfuerzo recuerda la alianza histórica que en 1972 dio origen a la Comisión México-Americana para la Erradicación del Gusano Barrenador del Ganado (COMEXA), un modelo de colaboración binacional en sanidad animal.
Impacto económico en el sector ganadero
La suspensión temporal ha afectado severamente a exportadores mexicanos, particularmente en los estados fronterizos como Chihuahua, Sonora y Coahuila, donde el ganado destinado al mercado estadounidense representa una parte significativa de la economía regional.
Para Estados Unidos, el cierre también ha generado incertidumbre en la cadena de suministro cárnica, especialmente ante la presión inflacionaria y la creciente demanda.