El fenómeno de La Niña, que influye significativamente en los patrones climáticos a nivel mundial, se prepara para hacer su llegada a México tras un retraso inusual. Según reportes de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), existe un 57% de probabilidad de que este fenómeno se desarrolle entre diciembre de 2024 y enero de 2025, alterando el clima con posibles fríos extremos y sequías en varias regiones del país.
Un retraso inusual
Aunque La Niña suele formarse durante el verano, este año ha permanecido en una fase neutral, lo que explica la ausencia de sus características habituales. El retraso se atribuye a dos factores principales:
• Falta de vientos fuertes y continuos necesarios para la formación del fenómeno.
• Cambios en los instrumentos de medición, que han dificultado la previsión exacta de su desarrollo.
De confirmarse su activación en diciembre, La Niña podría extenderse hasta la primavera de 2025, trayendo consigo bajas temperaturas inusuales y sequías prolongadas, afectando sectores clave como la agricultura y el suministro de agua.
Impacto en México
Durante este fenómeno, las temperaturas de las aguas del Pacífico ecuatorial disminuyen significativamente, lo que tiene consecuencias en los patrones climáticos globales. En México, los posibles efectos incluyen:
• Frío extremo: Un invierno más severo en el norte y centro del país.
• Sequías intensas: Especialmente en regiones del norte y noroeste, donde los niveles de lluvia podrían reducirse drásticamente.
• Alteraciones agrícolas: El déficit hídrico podría impactar cultivos esenciales, afectando la economía y la seguridad alimentaria.
Además, este fenómeno podría intensificar la actividad ciclónica en el Pacífico, aunque reduciría el riesgo de huracanes en el Atlántico.
¿Qué es La Niña?
La Niña es una de las fases del sistema climático conocido como El Niño-Oscilación del Sur (ENSO), y se caracteriza por un enfriamiento anómalo de las aguas del Pacífico central y oriental. Sus efectos incluyen:
• Lluvias intensas en regiones como el sudeste asiático y Australia.
• Sequías severas en áreas como el suroeste de Estados Unidos y partes de América del Sur.
• Cambios en patrones de tormentas y huracanes.
A diferencia de El Niño, que implica un calentamiento de estas aguas, La Niña tiene un impacto opuesto, aunque ambos fenómenos comparten la capacidad de generar eventos climáticos extremos.
Preparativos y monitoreo
Ante la posibilidad de la llegada de La Niña, expertos recomiendan monitorear las condiciones climáticas en tiempo real y tomar medidas preventivas, especialmente en sectores como la agricultura y la gestión hídrica. La llegada del fenómeno subraya la importancia de la cooperación internacional para mitigar sus efectos y adaptarse a un clima cada vez más impredecible.