Joël Le Scouarnec, excirujano pediátrico de 74 años, fue condenado a 20 años de prisión por un tribunal penal de Vannes, en Bretaña, por la violación y agresión sexual de 299 personas, la mayoría de ellas menores de edad. El fallo marca un antes y un después en la historia judicial francesa, al tratarse del caso de pederastia más grave jamás juzgado en el país.
Los crímenes ocurrieron entre 1989 y 2014, y muchas de las víctimas eran pacientes que se encontraban bajo sedación o anestesia durante consultas o intervenciones médicas. También abusó de niñas de su entorno personal, incluida su propia nieta.
El juicio se sustentó en testimonios y en los diarios personales del acusado, en los que describía detalladamente los abusos cometidos, así como en el hallazgo de más de 300,000 archivos de pornografía infantil en sus dispositivos electrónicos. Pese a una condena previa en 2005 por posesión de material pedófilo, Le Scouarnec continuó ejerciendo como médico en hospitales públicos durante años.
Aunque el tribunal lo declaró culpable de crímenes atroces, no se le impuso una medida de seguridad posterior a su condena, lo que abre la posibilidad de que pueda acceder a la libertad condicional tras cumplir dos tercios de su pena. Esta decisión ha generado indignación entre las víctimas y asociaciones civiles.
“Este veredicto no repara el daño irreparable causado, pero representa un paso hacia la verdad”, señaló uno de los abogados querellantes.
El caso ha destapado graves omisiones institucionales, tanto en el sistema judicial como en el de salud. El Consejo Nacional del Orden de los Médicos, que participó en el juicio como parte civil, reconoció errores y prometió reforzar los mecanismos de control.
En tanto, organizaciones de protección a la infancia han solicitado una investigación parlamentaria urgente y una reforma estructural que impida que casos como este se repitan.
Joël Le Scouarnec ya cumplía una sentencia de 15 años dictada en 2020 por abusos cometidos contra otras cuatro menores. Con esta nueva condena, su historial se convierte en uno de los más oscuros del mundo médico en Europa.