Este sábado, México amanece con una conmemoración cargada de simbolismo y urgencia: el Día de la Libertad de Expresión, una fecha establecida hace 74 años, pero que hoy se vive entre reconocimientos formales y una realidad que contradice el espíritu de la celebración.
Lo que en 1951 fue un gesto del entonces presidente Miguel Alemán Valdés para enaltecer la labor de los medios impresos, hoy se ha convertido en una jornada de contraste: mientras en actos oficiales se habla de derechos y democracia, en muchas redacciones del país se guarda un silencio forzado por el miedo.
Palabra protegida, periodista perseguido
Aunque el derecho a la libertad de expresión está garantizado en los artículos 6 y 7 de la Constitución, y refrendado por tratados internacionales como el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, ejercerlo libremente sigue siendo un desafío para muchos mexicanos, especialmente para los periodistas.
Organizaciones nacionales e internacionales han advertido que México se mantiene como uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo fuera de una zona de guerra. En lo que va del año, al menos seis comunicadores han sido asesinados, y decenas han sufrido amenazas, acoso judicial o desplazamiento forzado.
“Hoy en día, informar en algunas regiones del país es casi un acto de resistencia”, afirma Lucía Andrade, periodista independiente en Veracruz. “No hay garantías reales, y el miedo está normalizado. Pero seguimos, porque callar sería rendirse”.
Un día para exigir, no solo para recordar
Mientras medios, universidades y organizaciones civiles aprovechan el día para reflexionar sobre el papel de la prensa y los derechos ciudadanos, diversos colectivos han convocado este sábado a marchas simbólicas, encendidos de velas y pronunciamientos en redes sociales, bajo consignas como #SinPeriodismoNoHayDemocracia y #LibertadSinMiedo.
“Hoy no celebramos. Hoy exigimos”, expresó la Red Nacional de Periodistas en un comunicado difundido esta mañana. “Exigimos justicia para nuestros colegas asesinados, condiciones dignas para informar y un alto a la impunidad que alimenta el silencio”.
¿Libertad de expresión para quién?
La conversación sobre este derecho también se ha ampliado más allá del gremio periodístico. Activistas, artistas, docentes y jóvenes creadores enfrentan obstáculos similares cuando alzan la voz contra intereses políticos o económicos. Para ellos, la libertad de expresión no es un derecho consolidado, sino una lucha diaria.
Este sábado, México no solo recuerda una fecha en el calendario. Recuerda que la libertad de expresión no se firma, se ejerce. Y que una democracia que no protege a quienes la cuestionan, difícilmente puede sostenerse.