Con los comicios de 2026 y 2027 en el horizonte, el partido de la 4T busca trazar una línea clara entre la continuidad política y el abuso de poder familiar. Luisa María Alcalde adelanta que Morena se adelantará incluso a la Constitución.
Morena está por enfrentarse a uno de sus mayores retos internos: poner límites a una práctica que ha marcado a la política mexicana por décadas —el nepotismo— y establecer nuevas reglas de conducta ética en tiempos preelectorales. Así lo anunció su dirigente nacional, Luisa María Alcalde Luján, quien informó que el próximo 4 de mayo el Consejo Nacional del partido sesionará con ese doble propósito.
La propuesta principal es clara: impedir que familiares inmediatos ocupen cargos de elección popular de manera consecutiva. Es decir, cerrar la puerta a las llamadas “dinastías políticas”, aunque estas vistan de guinda.
Adelantarse a la ley
Aunque la reforma constitucional impulsada por la presidenta Claudia Sheinbaum —que prohíbe el nepotismo en cargos sucesivos— fue aprobada por el Congreso, su entrada en vigor está prevista hasta 2030. Morena, sin embargo, quiere ir más allá y más rápido. De aprobarse en el Consejo Nacional, la prohibición será efectiva ya para 2026 y especialmente para 2027.
“Erradicar por completo el nepotismo de nuestras filas”, fue la consigna que repitió Alcalde en sus redes sociales, marcando distancia de prácticas que han despertado fuertes críticas tanto dentro como fuera del movimiento.
Los casos que han encendido las alarmas
El anuncio llega en un contexto cargado. En estados como Guerrero y Zacatecas, los rumores y perfiles para las próximas elecciones han puesto el tema en la mesa: en el primero, se perfila el senador Félix Salgado Macedonio —padre de la actual gobernadora Evelyn Salgado— como posible candidato. En el segundo, el senador Saúl Monreal —hermano del líder morenista Ricardo Monreal— suena con fuerza para suceder a su hermano David, actual gobernador.
La discusión también toca la línea ética del comportamiento de figuras públicas en temporada preelectoral. La senadora Andrea Chávez, por ejemplo, ha sido señalada por presuntos actos anticipados de campaña, incluyendo brigadas de salud financiadas por proveedores relacionados con gobiernos morenistas. En Coahuila, su compañero Luis Fernando Salazar ha acusado a la senadora Cecilia Guadiana de incurrir en prácticas similares.
¿Puede Morena regularse a sí mismo?
El debate que se avecina no será menor. Las decisiones que se tomen en el Consejo Nacional no solo marcarán el rumbo interno del partido, sino que pondrán a prueba su capacidad para autorregularse con coherencia frente a los principios que lo fundaron: no mentir, no robar, no traicionar.
Y aunque los lineamientos éticos aún están por definirse, Luisa Alcalde ha anticipado que se establecerán reglas claras sobre lo que los militantes, servidores públicos y representantes del partido pueden o no hacer en periodos preelectorales.
Morena no solo busca evitar conflictos legales: quiere (o al menos dice querer) blindarse moralmente en una carrera política donde la línea entre la continuidad legítima y el favoritismo familiar muchas veces se ha desdibujado.
La sesión del 4 de mayo, más que una discusión estatutaria, podría convertirse en un parteaguas para el partido en el poder.