En un doloroso y contundente avance en la lucha por encontrar a los desaparecidos en México, el colectivo Amor por los Desaparecidos ha localizado dos campos de exterminio en Tamaulipas. Uno de ellos fue hallado en Río Bravo y otro en Matamoros, revelando horrores ocultos en zonas de silencio.
El primer sitio, una “cocina clandestina” usada para la incineración de restos humanos, fue descubierto el 26 de agosto en Río Bravo, a la altura de la carretera estatal 47. Edith González, presidenta del colectivo, informó que encontraron montículos de restos óseos calcinados, pero la cantidad de cuerpos aún es indeterminada. Este hallazgo fue posible gracias a una denuncia anónima, y las autoridades, junto con el Ejército Mexicano y la Guardia Nacional, acompañaron a las madres buscadoras durante la inspección.
González compartió que este macabro descubrimiento expone una vez más las heridas abiertas en Tamaulipas, una entidad azotada por la violencia. “Este lugar es testimonio de las atrocidades que se siguen cometiendo en nuestro país”, declaró visiblemente conmovida.
Segundo Hallazgo: Matamoros, entre la Desesperación y la Esperanza
En Matamoros, el horror se repite. Dentro de una vivienda abandonada sobre la carretera Reynosa-Matamoros, se hallaron siete tambos con restos humanos, junto a prendas de vestir y otros objetos personales. Estos indicios fueron cuidadosamente recolectados por personal de la Fiscalía de Tamaulipas, sumando más preguntas a una lista de incógnitas que atormentan a cientos de familias.
Aunque no se ha determinado el número exacto de víctimas en ninguno de los dos campos, los restos encontrados sugieren una violencia sistemática y prolongada, una dolorosa constante en la región.
Un Dolor Colectivo que No Encuentra Fin
Las madres buscadoras de Amor por los Desaparecidos representan a miles de familias que siguen esperando respuestas. Su incansable lucha es un grito que exige justicia y visibilidad, mientras las autoridades continúan enfrentando retos para esclarecer la magnitud de los crímenes cometidos en Tamaulipas. Cada campo de exterminio descubierto es un recordatorio de las vidas apagadas y de la deuda histórica que el país tiene con los desaparecidos y sus familias.
“Encontrar estos sitios es devastador, pero también nos llena de fuerza para seguir buscando. No pararemos hasta encontrar a todos nuestros hijos”, concluyó González. Mientras tanto, las búsquedas continúan, en un país que aún tiene mucho que sanar.
La Búsqueda No Termina
Este doble hallazgo en Tamaulipas expone la brutal realidad que muchos prefieren ignorar. Las madres buscadoras, en su dolorosa pero incansable travesía, siguen abriendo brechas de verdad en un mar de impunidad. En su lucha, no solo buscan a los desaparecidos, sino también reconstruir una verdad que el silencio ha intentado enterrar.