A pesar de haber logrado un desempeño notable en los Juegos Paralímpicos de París 2024, donde la delegación mexicana obtuvo 17 medallas y 76 diplomas, la mayoría de los atletas paralímpicos regresan a casa con una amarga recompensa: becas mínimas que apenas alcanzan para cubrir sus necesidades básicas. De los 67 atletas que participaron, 36 recibirán una beca mensual de solo seis mil pesos debido a que no se ubicaron dentro del top 5 de sus disciplinas, un criterio establecido por la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade) en su más reciente ajuste de tabuladores.
Con tres medallas de oro, seis de plata y ocho de bronce, el equipo mexicano demostró una vez más su capacidad competitiva a nivel mundial. Sin embargo, el sistema de recompensas implementado por Conade desde el año pasado deja fuera a más de la mitad de los atletas, castigándolos económicamente a pesar de su esfuerzo y logros. Esto genera una enorme disparidad entre el rendimiento deportivo y el apoyo financiero que reciben los atletas paralímpicos, lo que plantea serias preguntas sobre el verdadero respaldo institucional hacia ellos.
El dilema no es solo económico, sino de justicia deportiva. El hecho de que atletas que representaron al país en el máximo escenario deportivo internacional deban subsistir con una beca que difícilmente cubre sus gastos mensuales, evidencia una falta de reconocimiento a sus logros y sacrificios. La promesa de igualdad en el deporte parece cada vez más lejana, y los héroes paralímpicos, en lugar de ser celebrados, enfrentan una dura realidad: la supervivencia económica en un entorno que no valora su entrega ni sus medallas.
Con un nuevo ciclo paralímpico por delante, queda en manos de las autoridades replantear su compromiso con quienes, contra todo pronóstico, ponen en alto el nombre de México.