En un gesto que refleja el fuerte vínculo entre las causas regionales y las bases populares en Irán, decenas de mujeres iraníes donaron sus joyas en un acto de recaudación de fondos destinado a apoyar al grupo militante libanés Hezbollah. La ceremonia, celebrada en una concurrida mezquita de Teherán, se enmarca dentro de una campaña más amplia que busca respaldar las operaciones del grupo en el Líbano y en otras zonas de conflicto.
Durante el evento, mujeres de diversas edades se desprendieron de sus piezas de oro y otros objetos de valor, depositándolos en una gran caja dispuesta en el centro de la sala. “Es nuestra manera de resistir contra la opresión y de apoyar a los combatientes que defienden la dignidad del Islam”, comentó Fátima, una de las participantes, mientras entregaba su pulsera de oro.
Este tipo de actos no son inéditos en Irán. Las autoridades iraníes han mantenido durante años una relación cercana con Hezbollah, a quien consideran un bastión de resistencia contra Israel y los intereses occidentales en Oriente Medio. La implicación popular en estas causas, que incluye donaciones económicas y de bienes, es vista como un símbolo de la solidaridad del pueblo iraní con las luchas regionales en las que está involucrado Hezbollah.
Sin embargo, este apoyo ha generado controversias a nivel internacional. Mientras que algunos ven estos actos como una extensión de la política exterior iraní y una herramienta de influencia en la región, otros critican que tales donaciones perpetúan la violencia en zonas ya devastadas por la guerra.
La recaudación de fondos, que se prolongará durante varias semanas, se une a una serie de iniciativas lanzadas por organizaciones afines a Hezbollah en Irán. En palabras de los organizadores, la respuesta ha sido “abrumadora” y esperan seguir recibiendo contribuciones para “fortalecer la resistencia” en un contexto cada vez más tenso en la región.
Este acto de generosidad refleja no solo el apoyo a una causa política, sino también la profunda conexión emocional y religiosa que las bases iraníes mantienen con los movimientos que ven como defensores de su identidad y su fe.