MÉXICO.
Atender los problemas de obesidad entre menores que cursan la educación básica es uno de los retos a vencer para las autoridades de la Ciudad de México.
Un estudio realizado a finales de 2019 por la Secretaría de Salud, en conjunto con el DIF capitalino, reveló que seis de cada diez niños, de entre tres y doce años, están arriba de su peso promedio.
“Todavía tenemos esa idea de que el niño que está gordito está sano y esto es un mito y un error, y tampoco es que ahora está gordito y cuando crezca se le va a quitar. Los hábitos que se fijan durante la infancia van a permanecer seguramente el resto de su vida. Lo cierto es que en estas edades tempranas actualmente ya hay niños con diabetes, que pueden tener la presión, el colesterol y los triglicéridos altos”, dijo a Excélsior la jefe de área de Nutrición y Salud de Primer Nivel del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Julia Rodríguez.
Actualmente y debido a la pandemia por covid-19 la situación de los menores con sobrepeso u obesidad se ha exacerbado, de acuerdo con los expertos.
Esto debido al estrés que ha generado el confinamiento, sumado al sedentarismo y, en muchos casos, a una mala alimentación auspiciada por sus mentores.
“Hay que tratar de mantenernos en el tema de horarios, establecer nuestros horarios para comer como siempre se maneja: tres comidas principales con dos snacks; buscar que dentro de la casa tengamos varias opciones, como ayudar a realizar la comida y hacer un poco de actividad física”, indicó Luisa Fernanda Mejía, licenciada en Nutrición.
Las autoridades del DIF indicaron que en este sentido los pequeños en edad preescolar son los que menos problemas tienen, ya que su acceso a la llamada comida chatarra es limitado.
No obstante, se detectó que cuando ingresan a la primaria, sobre todo de tercero a sexto, es cuando aumentan de peso, debido a que sus padres les proporcionan dinero para la compra del refrigerio y en su mayoría adquieren alimentos que no los nutren, además de que están más expuestos a la publicidad que los promueven.
El pasado 19 de agosto se presentó en el Congreso de la Ciudad de México una iniciativa para restringir la venta de bebidas azucaradas y alimentos con alto contenido calórico en primarias y secundarias.
Algo similar ocurrió en Oaxaca y Tabasco, en donde la prohibición para vender comida chatarra a niños se extenderá en todos los ámbitos y no sólo en escuelas.
Sin embargo, especialistas aseguran que esta acción no tendrá éxito si detrás no hay un trabajo integral.
“Debe haber mucha promoción de salud, no creo que las prohibiciones vayan a tener un buen efecto si no hay realmente una promoción y programas de prevención desde etapas muy tempranas, y se tiene que hacer integral, con padres y maestros”, señaló Georgina Cárdenas, académica de la Facultad de Psicología de la UNAM.
De acuerdo con una publicación de la Revista Mexicana de Pediatría, en los niños la obesidad se asocia a una mayor probabilidad de muerte prematura, además de que los menores están en riesgo de desarrollar alguna comorbilidad que, de adultos, les puede complicar la vida.
Restricción en la calle
La presidenta de la Mesa Directiva del Congreso, Isabela Rosales; la presidenta de la Comisión de Salud, Lourdes Paz, y Ricardo Fuentes, todos de la bancada de Morena, así como su vicecoordinador, José Luis Rodríguez, presentarán el próximo miércoles en la Comisión Permanente una iniciativa que no sólo prohíbe la venta de comida con alto contenido calórico al interior de las escuelas, también restringe su venta en la vía pública.
“Estamos proponiendo una regulación de comercio en vía pública, no nada más para los productos que se venden en las tiendas y supermercados, en las tiendas de conveniencia, en las escuelas o las máquinas expendedoras, sino también tiene que ver con el comercio informal”, dijo Fuentes.
“No son sujetos a la colocación de etiquetados frontales y en ocasiones algunos productos que se venden en la vía pública no contemplan condiciones higiénicas”.
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