La noche en el Vaticano se volvió escenario de una protesta poco común: sobre los muros del Palacio Apostólico, el silencio fue roto por imágenes proyectadas que mostraban a Jesucristo interrumpiendo una corrida de toros, a la Virgen María consolando a un toro ensangrentado, y la frase punzante: “¿Qué haría Jesús?”.
La acción fue encabezada por PETA, la organización internacional por los derechos de los animales, que instó al Papa León XIV a romper de forma definitiva los lazos simbólicos e históricos entre la Iglesia Católica y la tauromaquia. La proyección incluyó escenas reales de corridas, sangre, sufrimiento, y un mensaje final dirigido al pontífice: “200 mil católicos te suplican que acabes con la guerra contra los toros”.
Una petición con peso espiritual
La protesta no fue sólo un espectáculo visual. PETA entregó al Vaticano una carta respaldada por casi 200,000 firmas de fieles católicos de todo el mundo, en la que se le pide al Papa que condene públicamente las corridas de toros, las cuales consideran una “práctica violenta, incompatible con el mensaje de compasión del Evangelio”.
“La Iglesia tiene el poder moral para acabar con siglos de sufrimiento. Las corridas de toros no son una tradición digna, son un pecado”, declaró Mimi Bekhechi, vicepresidenta de PETA Europa. “El Papa Francisco dejó claro en su encíclica Laudato Si’ que cada criatura tiene un valor ante Dios. Esperamos que su sucesor actúe con la misma valentía”.
Un legado dividido
Aunque el vínculo entre el catolicismo y la tauromaquia ha sido defendido en algunos sectores como parte de la cultura popular en países iberoamericanos y del sur de Europa, la Iglesia ha tenido una postura ambigua. El Papa Pío V llegó a prohibir las corridas en el siglo XVI, excomulgando incluso a quienes participaran. Sin embargo, esta posición fue suavizada por el Papa Gregorio XIII años después, reabriendo la puerta a su práctica.
Actualmente, en muchas plazas de toros aún se celebran misas o bendiciones antes de las faenas, una tradición que los activistas piden erradicar.
Protestas crecientes
Esta no es la primera vez que la organización animalista confronta directamente al Vaticano. En agosto de 2024, dos activistas de PETA interrumpieron una audiencia papal en la Plaza de San Pedro, levantando pancartas que decían “Las corridas son pecado” y vistiendo camisetas con el mensaje “Dejen de bendecir corridas”. Fueron retirados sin incidentes por la Guardia Suiza.
PETA promete mantener la presión internacional. “Los ojos del mundo están sobre la Iglesia. ¿Se pondrá del lado del dolor y la muerte, o del lado de la misericordia y la vida?”, concluyó Bekhechi.
Por ahora, el Vaticano no ha emitido una respuesta oficial.