Javier Tejado Dondé / El Universal
Durante los días de violencia extrema que la semana pasada se vivieron en Guanajuato y Chihuahua, 27 tiendas de Oxxo fueron incendiadas, así como otra tienda de conveniencia llamada Circle K.
El año pasado, cuando se daban actos de bloqueos en varias ciudades por parte del crimen organizado, ya se quemaban Oxxos, pero no en la magnitud de la semana pasada. ¿Por qué el crimen organizado, cuando hace eventos para desquiciar ciudades, se ensaña con estas tiendas de conveniencia?
Después de consultar a autoridades estatales, federales y a la propia FEMSA, la controladora de las tiendas Oxxo, hay varias razones atribuibles a estos ataques. Como antecedente, hay que señalar que los Oxxo, por regla, no tienen seguridad privada y tampoco pagan derecho de piso. En cuanto a lo acontecido, las principales razones del porqué de los ataques son las siguientes, en orden creciente:
1. Oxxo tiene más de 20 mil tiendas en todo el país y prácticamente, sobre todo en el Norte, cada par de cuadras hay una de ellas. Hay tantas tiendas que, el número de siniestradas sería casi una proporción estadística de otros lugares atacados.
2. Es una acción direccionada a los Oxxos, pero reactiva, no premeditada, justo por su elevado número.
3. El crimen organizado sabe que la quema de estas tiendas le dará cobertura mediática y así manda una señal a las autoridades —y al resto de los comercios— de hasta donde está dispuesto a llegar.
4. La que mayor consenso generó, incluso entre funcionarios federales, es que Oxxo se caracteriza por no pagar extorsión alguna, por lo que, a los criminales, sacar estas tiendas de operación hace que otras que sí pagan derecho de piso se vean beneficiadas con esta transferencia de clientes. Y es que, particularmente, las tiendas de abarrotes familiares se han convertido en blanco de extorsión, además de ser utilizadas como puestos minoristas para venta de droga. Así, la acción del crimen organizado tiende a apoyar negocios que fortalecen los ingresos del narco, ya sea por derecho de piso o por venta de droga.
Otro argumento que se mencionó es que las tiendas Oxxo son constantemente señaladas, con una connotación negativa, por el Presidente de la República: desde el impago de impuestos, hasta que reciben subsidios indebidos por el pago de la luz. Que constantemente se refiera a estos establecimientos de manera peyorativa les afecta en su seguridad jurídica y, hay que decirlo, si bien son concesionadas por FEMSA, en su mayoría tienen a familias como franquiciatarias.
El hecho de que el crimen organizado se ensañe con las tiendas Oxxo deja ver el nulo Estado de derecho que hay en nuestro país. Hay miles de pequeños comercios que en los últimos años se han convertido en presa del crimen organizado y a los que se les pide derecho de piso. Esto está sucediendo recientemente desde Sonora, hasta Tamaulipas, pasando por el Bajío y, últimamente, en ciudades cercanas a la CDMX, como Valle de Bravo o Malinalco, donde las ferreterías, vidrierías, pequeñas tiendas de conveniencia y hasta los repartidores de refrescos y de cilindros de gas están siendo extorsionados.
El derecho de piso ha alcanzado tales niveles que ya hasta podríamos ponerlo en las cifras macroeconómicas del país como un gasto adicional que todos los establecimientos acaban transfiriendo a los consumidores. E incluso, si los pequeños comerciantes cierran sus negocios para evitar el pago de la extorsión y abandonan la plaza en la que viven para migrar a otra entidad federativa o a Estados Unidos, en busca de mejores oportunidades, el crimen organizado está implementando el cobro por cada familiar que haya migrado.
En el Norte del país se solía utilizar la frase “Ponle un Oxxo” como símbolo de bienestar y de que, teniendo uno, lo económico estaba garantizado. Hoy parece que los regios tendrán que buscar otro método para referirse a estabilidad, pues los Oxxo se han convertido en un símbolo de vulnerabilidad y caos. ¿Qué hará el Estado?
Twitter: @JTejado