La Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) advirtió que el caldo de pollo industrializado, más conocido en su presentación de cubos de pollo, tiene alto contenido en sodio, por lo que se pueden implicar graves riesgos a la salud pública, debido a su frecuente consumo en la dieta mexicana.
En su más reciente edición de la Revista del Consumidor, mostró de qué están hechos los cubitos industrializados de caldo de pollo y la cantidad de cada ingrediente que contiene.
En la investigación se evaluaron 24 caldos de pollo en polvo y cubos con el fin de verificar que la información que se lee en sus etiquetas se apegara a la realidad, siguiendo como normas la NOM-002-SCFI-2011, NOM-051-SCFI/ SSA1-2010 y la NMX-F603-NORMEX-2003.
Acorde con el estudio, los cubitos, el polvo y los granulados de caldo de pollo se componen de una mezcla de nueve ingredientes, entre los que se encuentran saborizantes naturales y artificiales, colorantes, especias, carne y grasa de pollo, sal yodada, grasas vegetales, glutamato monosódico, fécula de maíz y azúcar.
En ese sentido, recalcó que es importante checar las etiquetas de los alimentos que se compran, ya que el primer ingrediente declarado, es el que se contiene en mayor cantidad. En este caso, en el octágono que se ha puesto por parte de la Secretaría de Salud (SSa), se especifica que dichos sazonadores contienen exceso de sodio.
«Si bien los cubos de caldo de pollo representan practicidad en la cocina para la preparación de sopas, arroces, pastas, marinados y guisos, considera que su consumo recurrente puede significar que se le esté dando al organismo altos contenidos de sal, en consecuencia de sodio, lo que es dañino para la salud», insistió la Procuraduría.
Sobre el uso del glutamato monosódico en los cubitos de caldo de pollo, la Profeco señaló que «es controvertido», ya que se relaciona con cuadros de dolores de cabeza, sudoración, opresión en el pecho, ardor en la boca y mareos.
Este químico es un potenciador de sabor que comúnmente se añade a los alimentos procesados, pues activa ciertas terminales de la lengua que hacen que el sabor de cada alimento sea más fuerte.
Y subrayó: «si no puedes decirlo, quizá no debas consumirlo», haciendo una referencia a la complejidad de la palabra y los riesgos salubres que implica.
Ante estos riesgos, la Profeco extendió la alerta a la población y recomendó enfáticamente que no sean consumidos -en ninguna de sus presentaciones (cubos, polvo, granulados) por personas que tengan hipertensión.
«Los caldos y consomés de pollo industrializados, en cubo, polvo o granulados, no se recomiendan en personas con hipertensión ya que son una mezcla de: saborizantes naturales y artificiales; sal yodada; grasas vegetales; colorantes; especies; carne y grasa de pollo; fécula de maíz; azúcar y glutamato monosódico», destacó nuevamente.
En el artículo de la Revista del Consumidor, se precisó que la comercialización de los cubitos de caldo de pollo comenzó a principios del siglo XX en Europa, con tres empresas -Maggi, OXO y Knor- que se preguntaron cómo crear sopas fáciles de transportar y económicas.
La primera en hacerlo fue la británica OXO, que en 1910 introdujo su propio cubito. Ese mismo año, Knor hizo lo mismo en el mercado francés, explicó Profeco.
PRODUCTOS CON EXCESO DE SODIO
En su revista del mes de julio, la Procuraduría también incluyó un estudio sobre 80 productos analizados de diferentes categorías que presentan el sello de «exceso de sodio».
El análisis tomó en cuenta productos como salsas picantes, salsas de soya, galletas, botanas, cereales para el desayuno, cátsup, tortillas de harina, tortillas de maíz, cacahuates, mostazas, mayonesas, atún enlatado, salsa barbecue, chiles enlatados y sardinas en salsa de tomate.
Advirtió que sobre todo se debe tener precaución en el consumo de salsas picantes, pues normalmente se acompañan con otras botanas que también tienen altos contenidos de sodio.
También expuso que aunque se piense que sólo las galletas saladas contienen sodio, éste también se encuentra en productos dulces. Si bien las porciones de consumo se ubican entre los 30 gramos, una persona normalmente consume 100 gramos de galletas, por lo que, dependiendo del producto, se pueden llegar a consumir hasta 1554 miligramos de sodio en las saladas y hasta 562 miligramos de sodio en las galletas dulces.
Para las palomitas de microondas, si se consume todo el contenido del empaque, dependiendo del producto, se pueden llegar a consumir hasta 451 mg de sodio. Para el caso de los cacahuates hasta 1517 mg de sodio, lo que equivaldría al 73.3 por ciento de la ingesta recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) al día, y las botanas 2542 mg de sodio, exceden los dos mil mg recomendados por la OMS.
El estudio de Profeco reveló que las mostazas, mayonesas y chiles enlatados son de los productos que más exceso de sodio contienen por porción, por lo que exhortó a un consumo moderado y no frecuente de los mismos.
TOMADO DE SIN EMBARGO