Estados Unidos ha prohibido el uso del colorante alimentario sintético rojo Nº 3, empleado en dulces, pasteles y ciertos medicamentos orales, debido a evidencias de que puede causar cáncer en ratas de laboratorio. La medida, anunciada por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), pone fin a más de 30 años de controversia desde que el aditivo fue vetado en productos cosméticos.
Motivo de la prohibición
Grupos de defensa del consumidor y científicos habían presionado durante años para eliminar el colorante. Entre ellos, Linda Birnbaum, exdirectora del Instituto Nacional de Ciencias de la Salud Ambiental, criticó la contradicción de permitir el rojo Nº 3 en alimentos mientras estaba prohibido en cosméticos: “No tiene sentido que algo prohibido para aplicarse en la piel sea apto para el consumo humano”.
La decisión de la FDA se basa en estudios que mostraron un mayor riesgo de cáncer en ratas macho expuestas a dosis elevadas del aditivo. Según Jim Jones, Comisionado Adjunto de Alimentos Humanos, “La FDA no puede autorizar un colorante si se ha comprobado que causa cáncer en humanos o animales”.
No obstante, la agencia aclaró que las investigaciones en otros animales y humanos no han evidenciado un riesgo similar, y que las pruebas disponibles no confirman que el colorante en alimentos o medicamentos ingeridos represente un peligro directo para las personas.
Plazo para retirarlo del mercado
La prohibición establece que los fabricantes de alimentos que utilicen el rojo Nº 3 tendrán hasta el 15 de enero de 2027 para reformular sus productos. En el caso de los medicamentos de administración oral, el plazo se extenderá hasta el 18 de enero de 2028.
Productos que contienen el colorante
El rojo Nº 3 se encuentra comúnmente en:
- Dulces como gomitas, caramelos y gelatinas.
- Postres y pasteles con tonalidades cereza.
- Algunas bebidas con colores artificiales intensos.
- Medicamentos orales, especialmente jarabes y pastillas masticables.
Impacto en la industria y consumidores
La industria alimentaria y farmacéutica tendrá que reformular muchos productos para cumplir con la prohibición, lo que podría generar cambios en las opciones disponibles en el mercado.
Mientras tanto, los consumidores son instados a leer las etiquetas y verificar los ingredientes de los productos que compran. Este caso reaviva el debate sobre el uso de aditivos artificiales en alimentos y la necesidad de fortalecer la regulación para garantizar la seguridad alimentaria.