La Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade) enfrenta una sacudida en su estructura de Alto Rendimiento. Menos de cinco meses después de haberlo nombrado, el director del organismo, Rommel Pacheco, destituyó a Vladimir Ortiz, quien había sido pieza clave en la obtención de medallas para México en competencias internacionales.
Junto con Ortiz, también fueron removidos Samuel Pérez, coordinador de los analistas técnicos del deporte convencional y adaptado, y Alan Lima, responsable de los atletas paralímpicos. Ambos fueron reubicados en el Centro Paralímpico Mexicano (Cepamex), mientras que sus puestos en Alto Rendimiento serán ocupados por el sonorense Jorge Martínez y la medallista paralímpica de judo, Lenia Ruvalcaba.
Un cambio que genera incertidumbre
La salida de Ortiz marca el fin de una era en la que el funcionario desempeñó un papel crucial en la Conade bajo tres administraciones distintas. Su llegada a la dirección de Alto Rendimiento se dio en 2010, cuando Bernardo de la Garza encabezaba la institución. Bajo su gestión, México logró un histórico desempeño en los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011, con 42 medallas de oro, y en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, donde se alcanzaron ocho preseas, la segunda mejor cosecha del país en la historia de las justas veraniegas.
Ortiz también formó parte de la administración de Jesús Mena en 2013 y, posteriormente, dirigió el deporte de alto rendimiento en varios estados, como Coahuila, Tamaulipas, Nuevo León y Querétaro.
¿Quién tomará el mando?
El nombre que suena con más fuerza para ocupar su lugar es el de Carolina Acosta, una extaekwondista que se desempeñaba como directora de Calidad para el Deporte en el Instituto del Deporte y la Recreación del Estado de Querétaro (Indereq).
La decisión de Rommel Pacheco de renovar la dirección de Alto Rendimiento ha generado incertidumbre en el ámbito deportivo, especialmente por el historial de Ortiz y su impacto en los logros del deporte mexicano. Sin embargo, el nuevo equipo tendrá el reto de mantener y superar los resultados obtenidos en ciclos olímpicos anteriores.
Este movimiento podría definir el rumbo del deporte de alto rendimiento en México de cara a los próximos Juegos Olímpicos. ¿Será un golpe de timón acertado o un riesgo innecesario? El tiempo lo dirá.