Las madres buscadoras que ingresaron este jueves al rancho Izaguirre, en Teuchitlán, Jalisco, denunciaron entre lágrimas que el lugar ha sido vaciado y limpiado por completo. Las prendas, zapatos, mochilas y demás objetos hallados en este campo de exterminio han desaparecido sin dejar rastro.
“Nos engañaron. Nos sentimos decepcionadas”, lamentaron las buscadoras, quienes esperaban encontrar evidencia que ayudara a identificar a sus seres queridos. Sin embargo, en lugar de respuestas, se encontraron con un sitio despojado de pruebas, lo que calificaron como una burla y una revictimización.
Un recorrido convertido en espectáculo
La visita al rancho Izaguirre se llevó a cabo con un despliegue inusual: una caravana de 12 autobuses y varios vehículos oficiales y particulares transportaron a periodistas, colectivos de búsqueda, organismos de derechos humanos, académicos y un gran número de funcionarios estatales y federales.
Para las familias de desaparecidos, el recorrido tuvo un tono de “tour”, que banalizó el sufrimiento de quienes buscan justicia. “Esto fue un circo, una farsa. Aquí hubo dolor, aquí asesinaron y desaparecieron personas. No es un espectáculo”, expresaron con indignación.
La ausencia de pruebas en el sitio ha generado nuevas interrogantes: ¿quién se llevó la evidencia? ¿Por qué se permitió la limpieza del rancho? ¿Quién protege a los responsables?
Mientras las madres continúan su lucha incansable, la incertidumbre y la frustración crecen ante la posibilidad de que la verdad sobre el rancho Izaguirre haya sido borrada junto con las huellas de los crímenes cometidos ahí.