La Agencia Europea de Medicamentos (EMA) está alerta de la vacuna contra el COVID-19 del laboratorio AstraZeneca mientras que la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) hace lo propio con la vacuna de Johnson & Johnson pues ambas podrían estar relacionadas con el síndrome de Guillain-Barré.
Este síndrome es un trastorno inmunitario que provoca que el cuerpo se ataque a sí mismo por error. De tal forma que puede devenir en una inflamación de nervios misma que ocasiona debilidad muscular, parálisis, dolor o entumecimiento.
Aunque puede presentarse a cualquier edad, es más común que ocurra entre los 30 y 50 años. Sin embargo, aunque es poco común que ocurra, se han presentado casos luego de aplicación de la vacuna contra la influenza.
Además, también se relaciona con la presencia de infecciones virales o bacterias como los padecimientos gastrointestinales, el VIH, el herpes y la mononucleosis.
Las autoridades en salud de Estados Unidos recomendaron a quienes recibieron la vacuna contra el COVID-19 estar alertas a los primeros síntomas del síndrome de Guillain-Barré: hormigueo que empieza en las piernas, hasta extenderse a los brazos y la cara. Aunque también puede derivar en parálisis de músculos faciales, brazos y piernas.
El tratamiento y la recuperación puede tomar algunas semanas hasta lograr la recuperación total del paciente. Sin embargo, algunas personas pueden desarrollar daños permanentes en el sistema neurológico y en raros casos puede causar la muerte.
Hasta ahora, en México no se han reportado casos positivos del síndrome de Guillain-Barré como efecto secundario luego de recibir alguna de las vacunas contra el COVID-19.