El creciente número de muertes por consumo de fentanilo en Estados Unidos y Canadá, aunado al poderío de grupos criminales mexicanos que poco a poco se han apoderado de estos mercados, despertó la preocupación del Gobierno de México, que teme que el fenómeno llegue al país.
Desde 2016, el fentanilo, una sustancia opioide sintética producida en laboratorios, reemplazó a la heroína como la principal droga culpable de las muertes por sobredosis en Estados Unidos.
Ese año, según cifras del Centro Nacional de Estadísticas de Salud estadounidense, la droga estuvo involucrada en casi el 29 por ciento de las 63,632 muertes por sobredosis.
“Estamos pendientes de que no se propague el uso de esa sustancia (fentanilo)”, dijo el jueves a Reuters Óscar Santiago, director de la Oficina Nacional de Política de Drogas, dependiente de la Fiscalía. “Claro (que es una preocupación)”.
En 2017, las muertes siguieron incrementándose hasta llegar a 72,000. Durante el mismo año, casi 4,000 personas perdieron la vida en Canadá por sobredosis de opiáceos, siete de cada 10 de ellos a manos del fentanilo, popularizado por ser el responsable de la muerte del músico estadounidense Prince, tres años atrás.
Primer laboratorio en Ciudad de México
Útil para tratar dolores postoperatorios pero mortal en dosis no controladas o mezclado con otras drogas, el fentanilo entra a Estados Unidos proveniente de China y México, según la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA por su sigla en inglés).
Recientemente, el presidente chino, Xi Jinping, se comprometió a designar al fentanilo como “sustancia controlada” en China e imponer duras penas a quienes lo comercien.
Sin embargo, analistas aseguran que los narcotraficantes mexicanos también lo están fabricando.
“México se está convirtiendo en un importante punto de tránsito y producción tanto de la droga como de sus análogos, y los traficantes mexicanos parecen estar desempeñando un papel importante en su distribución en Estados Unidos”, dijo Insight Crime, una fundación dedicada al estudio del crimen organizado.
Santiago, un internacionalista de 40 años que está a cargo de la Oficina de Políticas de Drogas local desde fines de 2017, aseguró que Canadá, Estados Unidos y México han llevado a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) listas de ciertos precursores del fentanilo para evitar su producción ilegal.
“La regulación de ciertas sustancias no resulta tan sencilla (porque) hay precursores y químicos esenciales que son utilizados legalmente en otros sectores, como el farmacéutico”, confesó la autoridad.
A mediados de diciembre del año pasado, un grupo de agentes federales irrumpió en un inmueble de Ciudad de México y se encontró con un “lugar de acondicionamiento” de pastillas azules de fentanilo. Era algo que ya habían visto en los últimos meses en ciudades fronterizas pero fue la primera vez en la capital.
“La cantidad no es significativa como para llenar un mercado, pero forma parte de una de las preocupaciones que traemos”, dijo Santiago.
EL HERALDO