La noche en el corazón de la capital mexicana se tornó tensa cuando 12 personas quedaron atrapadas en un elevador de uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad: la Torre Latinoamericana.
Lo que comenzó como una visita común para admirar la vista panorámica del Centro Histórico terminó en un episodio de angustia. El elevador, uno de los más transitados del rascacielos, se detuvo súbitamente a la altura del cuarto piso cerca de las 20:00 horas. Entre los atrapados había turistas nacionales, trabajadores del lugar y el operador del ascensor.
Durante más de tres horas, los servicios de emergencia —incluyendo el Heroico Cuerpo de Bomberos, personal de Protección Civil y paramédicos de la Cruz Roja— realizaron labores de rescate. Con equipo especializado, y tras abrir manualmente la compuerta superior del elevador, lograron sacar a los ocupantes uno por uno. Afortunadamente, ninguno resultó con lesiones físicas, aunque varios mostraban signos de ansiedad por el encierro prolongado.
El rescate se dificultó por una protesta simultánea en el Eje Central Lázaro Cárdenas, que bloqueó el acceso y retrasó la llegada de algunas unidades. Pese a ello, la coordinación entre los cuerpos de emergencia permitió una operación sin contratiempos mayores.
Las autoridades informaron que se realizará una revisión técnica exhaustiva del sistema de elevadores para determinar la causa de la falla. Mientras tanto, la Torre Latinoamericana continuará funcionando con restricciones parciales.
Este incidente pone sobre la mesa la importancia de mantener protocolos de seguridad actualizados en edificios históricos que reciben diariamente a miles de personas. Lo que pudo ser una tragedia terminó siendo una historia de coordinación, calma y respuesta oportuna.