El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha reavivado un viejo tema de disputa al sugerir que su país debería retomar el control del Canal de Panamá, una declaración que provocó una rápida respuesta del gobierno panameño. Trump argumentó que las tarifas que cobra Panamá por el uso del canal son “ridículas” y expresó preocupaciones sobre la creciente influencia de China en la región.
Un canal que cambió la historia
El Canal de Panamá, inaugurado en 1914, fue construido y controlado por Estados Unidos hasta 1999, cuando el gobierno panameño asumió su administración total tras décadas de tensiones bilaterales. La vía interoceánica, que conecta los océanos Atlántico y Pacífico, es una de las infraestructuras más estratégicas del mundo, acortando significativamente las rutas marítimas.
El canal surgió como un proyecto clave bajo el presidente estadounidense Theodore Roosevelt, quien apoyó la independencia de Panamá de Colombia en 1903 para facilitar su construcción. A cambio, Panamá cedió a Estados Unidos el control de una franja de 16 kilómetros a lo largo de la vía acuática.
Sin embargo, el costo humano fue alto: unas 5,600 personas murieron durante la construcción del canal debido a enfermedades y accidentes laborales.
Tensiones por la soberanía
La relación entre Panamá y Estados Unidos estuvo marcada por tensiones desde el principio. Los panameños percibían como injustas las condiciones del tratado que otorgaba a Estados Unidos el control del canal y su zona adyacente. Las protestas alcanzaron su punto álgido en 1964, cuando enfrentamientos dejaron varios muertos y Panamá rompió relaciones diplomáticas con Estados Unidos.
Tras años de negociaciones, los presidentes Jimmy Carter y Omar Torrijos firmaron en 1977 los Tratados Torrijos-Carter, que establecieron la transición del control del canal a Panamá, completada en 1999.
Trump y las tarifas “ridículas”
En recientes declaraciones, Trump acusó a Panamá de imponer tarifas excesivas por el uso del canal y sugirió que Estados Unidos podría reclamar su control si no se ajustan las condiciones. Sin embargo, no ofreció detalles sobre cómo se implementaría tal medida.
El presidente panameño, José Raúl Mulino, respondió categóricamente: “Cada metro cuadrado del Canal de Panamá y su zona adyacente es de Panamá y lo seguirá siendo. Nuestra soberanía no es negociable”.
Además, Mulino rechazó las acusaciones de control chino sobre el canal, argumentando que es operado de manera neutral y sin influencias extranjeras.
China y el canal: una nueva preocupación
Las críticas de Trump incluyen la influencia creciente de China en Panamá. Desde que Panamá rompió relaciones con Taiwán en 2017 y fortaleció lazos con China, empresas chinas han aumentado su presencia en la región. No obstante, el gobierno panameño ha insistido en que el canal opera de forma independiente.
Problemas modernos del canal
El canal enfrenta desafíos significativos, como sequías que han afectado su capacidad operativa y han obligado a imponer restricciones y subir tarifas. Estas dificultades han aumentado las críticas, pero las autoridades panameñas defienden las tarifas como necesarias para mantener la viabilidad del canal.
¿Un regreso al pasado?
La amenaza de Trump parece más una estrategia política que una propuesta factible, dado que el canal es ahora un símbolo de la soberanía panameña. Sin embargo, las declaraciones han reavivado debates históricos sobre el control de una infraestructura que, más de un siglo después de su creación, sigue siendo crucial para el comercio global.