En una sorpresiva y polémica decisión, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este domingo la reapertura de la histórica prisión de máxima seguridad de Alcatraz, cerrada desde hace más de 60 años. La isla, que alguna vez albergó a criminales legendarios como Al Capone y Robert Stroud, podría volver a operar como centro de detención para lo que el mandatario definió como “los delincuentes más violentos del país”.
La noticia fue confirmada por Trump a través de su red Truth Social, donde también reveló que ha instruido a la Oficina Federal de Prisiones (BOP), en conjunto con el Departamento de Justicia, el Departamento de Seguridad Interna y el FBI, a coordinar el proceso de reapertura y ampliación del complejo penitenciario.
“Ya no toleraremos a esos delincuentes reincidentes que siembran la podredumbre, el derramamiento de sangre y el caos en nuestras calles”, escribió el presidente. Además, dejó entrever que migrantes con antecedentes penales también podrían ser enviados a Alcatraz, una propuesta que rápidamente encendió el debate público y político.
La prisión, ubicada en la bahía de San Francisco, cerró sus puertas en 1963 por los altos costos de mantenimiento, estimados entre 3 y 5 millones de dólares anuales. Desde entonces, la isla se convirtió en una de las principales atracciones turísticas de la ciudad, famosa también por la fuga de tres internos en 1962, que inspiró películas y teorías sin resolver.
El anuncio de Trump ocurre días después de que firmara una orden ejecutiva para enviar migrantes con presunto récord criminal a la prisión militar de Guantánamo, en Cuba. En ese contexto, la reapertura de Alcatraz parece formar parte de una estrategia más amplia para endurecer la política migratoria y de seguridad interna en su nueva administración.
“No seremos rehenes de criminales, matones y jueces que temen hacer su trabajo”, sentenció el mandatario, quien también lamentó los fallos judiciales que han bloqueado el envío de migrantes al Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot) en El Salvador.
En marzo pasado, su administración ya había transferido a más de 200 migrantes venezolanos al Cecot, acusándolos de vínculos con el grupo delictivo Tren de Aragua, acción que ha sido objeto de múltiples demandas por supuestas violaciones a los derechos humanos y constitucionales.
La reapertura de Alcatraz —una decisión sin precedentes en la historia moderna del sistema penitenciario estadounidense— podría enfrentar desafíos legales, logísticos y políticos. Pero para Trump, es una declaración clara: su política de “mano dura” ha regresado, con una de las cárceles más temidas del siglo XX como símbolo.