Rafael Palacios / Milenio
Lamentablemente ahora le tocó a un joven médico residente que hacía un servicio social en el Salto cabecera municipal de Pueblo Nuevo Durango, el joven Eric Alán Andrade que tenía toda una vida por delante, ya con su carrera concluida cumplía con su servicio a la comunidad como lo marca la regla de su formación académica es privado de la vida por delincuentes que irrumpen en el Hospital donde se encontraba laborando y le disparan sin tener motivo alguno, la autoridad investigadora de delitos da una versión que contradice a decenas de testimonios que conocieron los hechos en el lugar.
Este es un suceso más que lastima a la comunidad y provoca sentimientos más allá del gremio de médicos y estudiantes de medicina; la impotencia, el coraje, la tristeza de ver como se le arrebata la vida a un joven con un futuro prometedor lleno de esperanzas y ganas de vivir, por gente sin escrúpulo alguno que con toda frialdad y muy seguramente bajo el influjo de sustancias nocivas delinquen con toda impunidad.
En Durango, en cada una de sus regiones es tan fácil conseguir y portar un arma, tan fácil conseguir cualquier tipo de estupefaciente, tan fácil asesinar y escapar, tan fácil darse cuenta de la corrupción de autoridades encargadas de brindar seguridad pública, la triste realidad es que la sociedad y sus familias están bajo el dominio de la delincuencia, es sin duda una crisis de inseguridad pero hilvanada con otros tipos de crisis como la política, la económica, la social, la cultural y una en particular de la que ha enfatizado mucho el Presidente una crisis de valores.
La crisis política tiene que ver con el deterioro de las instituciones, con la corrupción que impera en éstas, con el sometimiento de la autoridad a grupos de la delincuencia organizada, así es imposible establecer un estado de derecho; por otro lado la crisis económica que despoja de oportunidades a jóvenes de desarrollarse académica, deportiva, cultural y laboralmente, esta crisis prolongada durante décadas le ha truncado a generaciones enteras tener una mejor vida, es determinante para que haya una crisis social de convivencia en la que la violencia se ha normalizado.
Hay regiones de Durango y Sinaloa que los niños aspiran a ser sicarios, a tener armas, en entrarle al negocio de la droga, ya es normal un lenguaje de violencia, en el que a la mujer se le conceptualiza como un objeto sexual, el entorno en el que crecen miles de niños los encierra en esa dinámica cultural que lleva décadas arraigada, desde muy corta edad se les inculca por todos los medios esta nociva formación que lleva intrínseca la violencia, la música con letra de canciones de armas, drogas, violencia y todo para formar estructuras mentales y culturales en este pensamiento.
La pacificación del país es todo un proceso, es lo más difícil y no es tan rápido, pero se tiene que ir a las causas, se tiene que erradicar la pobreza y la desigualdad como principal fuente de la violencia, se tiene que garantizar a la población principalmente a niños y jóvenes la educación de calidad donde se inculquen valores más allá de los tópicos académicos, hay que poner también en primer plano la cultura y el deporte, universal, gratuito y de calidad; toda una política pública integral de atención a la salud emocional para erradicar la violencia en el hogar, en la escuela, en la calle, en todo ámbito de convivencia social.
En Durango no hay políticas públicas que atiendan las causas de la violencia, hay demasiada corrupción de las autoridades y hay una cultura muy arraigada de la violencia, cada gobierno ha sido un retroceso para la sociedad, cuando existen sociedad donde las personas tienen alto nivel cultural, la droga es una opción de consumo legalizada porque las personas optan por su salud física y emocional, por su desarrollo humano que está a su alcance llevarlo al tope de sus capacidades, son los grandes retos que se tienen como sociedad en México.
Mi más sentido pésame a familiares y amigos de Eric Alán.