Después de 15 días de hospitalización, Valentina Gilabert fue dada de alta este 18 de febrero. La joven modelo, víctima de un violento ataque con arma punzocortante, dejó el hospital en silla de ruedas, vestida con una sudadera negra, según un video difundido en redes sociales. Aunque su recuperación muestra avances, su familia enfrenta no solo la lucha por su salud, sino también una compleja batalla legal y financiera.
Un ataque premeditado
El caso ha conmocionado a la opinión pública debido a la brutalidad de la agresión. La presunta responsable es la influencer Marianne “N”, menor de edad, quien fue vinculada a proceso por lesiones calificadas el pasado 11 de febrero. De acuerdo con las investigaciones, el ataque ocurrió tras la relación sentimental de Valentina con el exnovio de Marianne, cinco meses después de la ruptura entre ambos. La influencer habría viajado desde Cancún hasta la Ciudad de México con el propósito de confrontarla, lo que derivó en el violento suceso.
Un proceso de recuperación complejo
La familia de Valentina informó que la joven despertó del coma inducido el 16 de febrero y salió de terapia intensiva poco después. A pesar de haber recuperado parcialmente la capacidad de hablar y deglutir, su estado sigue siendo delicado. Los drenajes en ambos pulmones continúan siendo necesarios, y ha requerido múltiples cirugías reconstructivas en el rostro y las manos.
El abogado de la familia, Ayrton Marín, explicó que las intervenciones han sido altamente especializadas y reservadas bajo protección legal. Sin embargo, más allá del impacto emocional y físico, la carga económica del tratamiento ha sumido a la familia Gilabert en una deuda hospitalaria considerable, dado que Valentina no contaba con seguro médico.
La incertidumbre económica y legal
Como parte del proceso legal, se busca que Marianne “N” y su familia asuman la responsabilidad financiera de la atención médica de Valentina. No obstante, hasta el momento no se han dado a conocer detalles sobre el mecanismo legal que garantizará este pago, lo que deja a la familia en una situación de incertidumbre.
El caso ha generado una ola de indignación en redes sociales, con exigencias de justicia y apoyo a la víctima. Mientras tanto, la joven modelo enfrenta un largo camino de recuperación, con la esperanza de que el proceso judicial no solo le brinde justicia, sino también los recursos necesarios para restablecer su vida.