El partido español de extrema derecha Vox ha presentado ante el Parlamento Europeo una solicitud formal para que los cárteles mexicanos sean incluidos en la lista de organizaciones terroristas de la Unión Europea. La propuesta, impulsada por el eurodiputado Jorge Martín Frías, argumenta que estas agrupaciones criminales representan una amenaza creciente para la seguridad del continente.
Durante su intervención, Frías afirmó que los cárteles mexicanos no sólo operan con extrema violencia en América Latina, sino que han extendido su red de narcotráfico y lavado de dinero hacia Europa, involucrándose en delitos graves como trata de personas, tráfico de armas y asesinatos por encargo.
“No se puede permitir que estas mafias continúen infiltrándose en nuestras ciudades. Los cárteles mexicanos deben ser considerados lo que son: estructuras terroristas transnacionales que amenazan la estabilidad de Europa”, señaló el eurodiputado de Vox.
La iniciativa ha generado divisiones en el Parlamento Europeo. Mientras algunos sectores conservadores y de derecha respaldan la propuesta como una medida de protección ante el crimen organizado global, otros parlamentarios la consideran excesiva y advierten que una clasificación de este tipo podría tensar las relaciones diplomáticas con México, además de no ser jurídicamente clara dentro del marco europeo.
Actualmente, la lista de organizaciones terroristas de la UE incluye principalmente grupos de origen yihadista o separatista. Incorporar cárteles criminales extranjeros sería un giro en la política antiterrorista europea, con implicaciones legales y operativas aún por definir.
Por su parte, hasta el momento, el gobierno mexicano no ha emitido una respuesta oficial a esta iniciativa, aunque tradicionalmente ha rechazado la etiqueta de “terrorismo” para describir a los grupos del crimen organizado, argumentando que ello podría justificar intervenciones extranjeras.
Esta propuesta pone en evidencia la creciente preocupación internacional por el alcance global de los cárteles mexicanos y abre un nuevo capítulo en el debate sobre cómo debe enfrentarse el crimen transnacional desde el ámbito europeo.